miércoles, 9 de septiembre de 2015

Donde pongo mi corazón

Esta aventura llega a su fin y con ella casi toco el final del verano, un verano cargado de recuerdos, historias, personas y sobre todo lecciones bien aprendidas.

Puedo decir que este verano me ha enseñado a cerrar heridas y a curarme. Me ha regalado una fuerza extra. Y me ha grabado una gran lección, “allí donde tienes tu corazón, tienes un tesoro”.

Durante estos meses me he repetido día tras día una pregunta, de esas que son sencillas de formular y responder si lo haces sin pararte a pensar, pero complicadas si te propones contestar sinceramente (supongo que como la mayoría de preguntas que nos hacemos y repercuten en nuestra vida), y la sencilla y compleja pregunta es “¿Allí donde yo diariamente pongo mi corazón reconozco un tesoro?”, también me la formulaba de otra manera, “¿Quiero el tesoro donde pongo mi corazón día a día?” o “¿En verdad pongo mi corazón en eso que considero que me hace feliz, y por tanto, cuido o debería cuidar cual tesoro que es?”

Cambiar la forma de preguntarme lo mismo, era por facilitarme la tarea de contestar, pero no lo lograba, al contrario complicaba las cosas aun más.

Después de todo el verano dándole vueltas y consiguiendo pocas respuestas sinceras, aquí en Sevilla he encontrado la respuesta. Tras días un poco raros, me he dedicado a observar a la enana de mi prima, y he comprendido lo que es poner el corazón en algo, y considerarlo por tanto un gran tesoro. He visto como todo los momentos importantes para ella en casa están acompañados de su mantita rosa,  como la ayuda a crear un sillón súper cómodo en el suelo, como la arropa cuando tiene algo de frio y como la da seguridad y se lleva los miedos a la hora de irse a dormir. He descubierto el papel tan importante que tiene para ella su mama, es su compañera de camino, a la que le cuenta los secretos en el oído para que nadie más los oiga, como juega con ella, regaña con ella y la regala un “te quiero mucho”, y aunque se enfaden, se peleen siempre hay una bonita reconciliación en la que no se guarda nada de rencor. Como busca los abrazos de papa, sus miradas de complicidad y la aprobación de él diciendo que son del mismo equipo, del mejor.

Y ahí, me descubro yo en mi día a día con muchas personas, en muchos lugares y con muchas tareas, propias o encomendadas, adquiridas por propia voluntad o prestadas de alguien que en ese momento se descargo conmigo y no reconozco tesoros en todos esos sitios, aunque muchas veces si reconozco mi corazón, porque reconozco el dolor que me produce perderlo o la rabia porque no salga bien.


Y aquí va mi propósito de este curso, quiero poner mi corazón en aquello que quiero considerar un tesoro, y responsabilizarme de cuidarlo, quererlo, trabajarlo, como un tesoro merece, aunque suponga renunciar a diferentes partes de mi vida, que quizás no son el momento de cuidar o quizás no son mis tesoros. Es hora de priorizar, de decidir, desde el corazón y contando con lo que Él quiere para mí. Es hora de abrir los oídos y el corazón, ponerme en Sus manos, y decir de verdad, “Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

De nuevo Septiembre.

Septiembre. De nuevo mi mes. El segundo mes del año que te da la oportunidad de empezar de nuevo, casi como Enero. Estrenas curso y no cambio de cifra del año. Eso tiene algo bueno, no gastare tipex innecesario cuando al poner la fecha no cambie el año.

¿Es el comienzo lo que me da miedo o es no saber cómo será el final? ¿Es este tambaleo de última hora un augurio de lo que tiene que venir este curso? En caso de ser así, ¿seré capaz de dejarme llevar o seguiré luchando por controlar?

Si algo he aprendido en este último curso es que la vida es impredecible y por más que intente controlar, las cosas saldrán como tienen que salir en realidad. Y últimamente parece que lo que tiene que salir es contrario a lo que yo quiero, y si no es contrario, si muy distinto. Y por eso, tras un día de esos que el nudo en el estómago amanece contigo y no te deja sola ni para irte a dormir, me intento imaginar un curso sin controlar. 

Con esto no quiero decir que vaya a pasar de todo y que las cosas ya pasaran como tengan que ser, eso sería demasiado irresponsable y alocado incluso para mí, pero si dejarme llevar (que dicho sea de paso, suena hasta bien), no forzarme a sentir cosas que no siento y no ponerle frenos cuando si sienta de verdad, no preguntarme constantemente que expectativas tiene el otro de mí, sino forzarme a hacerme feliz (yo a mi), cambiar mis armaduras de miedo, frialdad, bordería, distante, fuerza… por un manto sencillo (como el guerrero de la luz), un manto de Fe, quiero tener presente mis dos palabras favoritas “confía” y “permanece” siempre teniendo presente que también tengo que currarme mi parte, quiero dar lo mejor de mi (que poco a poco voy descubriendo que es mas de lo que yo pensaba), y quiero un curso con agotamiento fruto del no parar, mucho estudio y poco sueño, café en abundancia, fiesta, cervezas con amigos y noches de confesiones, tardes de no hacer nada, baloncesto… pero sobre todo un curso en el que sea feliz y me sienta feliz por lo que tengo, lo que lucho por conseguir y lo que soy.


Septiembre es el mes de volver, pero yo quiero elegir como volver. Y esta vez, no sé cómo será la acogida pero sé que vuelvo como hace mucho me fui, con mi sonrisa, mis ganas y muchos sueños por cumplir.

miércoles, 22 de julio de 2015

Algo en mi ha cambiado.

Aquí estoy. Como cada noche antes de irme a dormir, el ritual de siempre. Me he lavado los dientes, me he echado crema en la cara, me he lavado las manos y me he deshecho la coleta y cepillado el pelo, arrancado algún mechón y he vuelto a recoger mi suave melena en una coleta para combatir el calor de la noche.
Pero esta vez me he parado a mirarme, me he fijado en mi cara poco a poco, parte por parte; la frente, la nariz y esa cicatriz que cada vez se reconoce menos, mis labios, cada lunar que tengo, que no son pocos, mis ojeras fruto de los madrugones…
Quizás mi cara siga siendo la misma que hace tiempo atrás o quizás no. Esta noche me he topado con una medio sonrisa dibujada en ella sin ninguna razón aparente, eso hace unos meses no está ni por asomo ahí. Se me ha escapado una lagrima, eso se parece a meses atrás, pero esta vez ha sido fruto de la emoción contenida, del conmoverme, del recordar y verme ahora.
Y es que, aunque quizás mi cara guarde un gran parecido a estos meses atrás, mi yo interior, mi corazón no. Ahora comienza a estar entero, es decir, hace meses se rompió, me rompí y parecía que iba a quedar así para siempre. Se que no va a volver al de antes, ni que yo voy a volver a ser la misma, pero tampoco quiero que sea así.
Durante este tiempo he aprendido cosas, me he dado tiempos para conocerme, para saber que cuando tengo un nudo en la garanta que parece que me voy a ahogar lo único que necesito es ponerme una banda sonora de una de esas películas ñoñas que tanto me gustan y llorar, no por nada ni por nadie, solo porque necesito descargar, limpiarme, vaciarme para poder volverme a llenar de vida. He aprendido que la noche antes de algo importante me duele la tripa, que también tengo nervios y que por mucho que lo intente no soy de acero. He aprendido a superarme y mandarme mensajes positivos, sobre todo cuando corro, pero poco a poco lo voy derivando a mi dia a dia, a los estudios. He aprendido que mil post-it en la ventana, con mis mensajes positivos me ayudan a recordar porque estudio y a centrarme y rendir en ello. Que cuando me agobio, nada parece estar bien, mi cabeza va a mil por hora y voy a explotar, lo que necesito es salir a correr, ponerme la música a tope y dejarme llevar a cualquier lado hasta que el cansancio diga “no más” y entonces me demostrare a mi misma que no hay límites y que puedo un poco más que el dia anterior. He aprendido que pedir un abrazo no me hace menos, que mostrar lo que siento me hace persona y que ser valiente no implica no tener miedo. Me he enamorado este año de mi familia y su apoyo incondicional y de esos amigos que siempre han estado ahí, incluso en los momentos que menos me lo merecía.
Y cuando menos lo esperaba, han aparecido personas fantásticas en mi vida que me dan lecciones diarias de amor, servicio, humildad, entrega… que me hacen sentir que el Padre vela por mí y me cuida, con los de siempre y con ellos, que no estoy sola y que también tengo un servicio que hacer, pero antes de ponerme a ello en cuerpo y alma como él me sueña, tengo que dejarme sanar y cuidar. Ahora se que para poder volver a preguntarle ¿Dónde puedo amar mas y mejor? Tengo que dejarme amar. Porque no se puede dar de lo que no tienes, y se que últimamente lo estoy recuperando porque me estoy dejando querer. Un paso dado. Con el primer paso se empieza el camino, ¿no?

Vuelvo a mirarme, sonrío, y esta vez la sonrisa no es media, sino que se dibuja en toda mi cara. Algo esta cambiando. Me estoy reecontrando. Me estoy recomponiendo. Me estoy cuidando y curando.

domingo, 19 de julio de 2015

Sigo en camino

Hoy escribo intentando poner orden a mi caos. Si bien es cierto que he ido dando pasos hacia ello esta mañana, todavía me encuentro resituándome en el camino. 
Parece que el horizonte aunque parecía perdido sigue brillando a lo lejos, sigue siendo esa meta a la que quiero llegar y que el camino sigue estando con sus piedras, con compañía, quizás no la misma en su totalidad pero si con manos que han ido cuidando y acompañando desde hace tiempo y nuevas que se ofrecen a cuidar y acompañar desde la novedad y ese momento del camino. 
También sigue habiendo bifurcaciones, señales que indican a varios sentidos y un paisaje cambiante, como la climatología que lo acompaña. Lo que es distinto esta vez en este paisaje, soy yo. Yo sigo siendo Carolina, sigo teniendo mis cosas buenas, que poco a poco voy reconociendo, aceptando y queriendo, y mis mierdecillas, mis diferencias o disonancias, que también me hacen especial, en las que tengo que trabajar pero querer de igual manera.
A demás me descubro en el camino con ideas nuevas sobre el mundo, sobre las personas, sobre el servicio y sobre mi mundo. Me descubro buscando respuesta a preguntas casi sin formular, con ganas de aprender mas y mas sobre tantas cosas que desconozco pero que quiero conocer.
En el camino, también encuentro sueños cumplidos, obstáculos que parecían insuperables ya a mi espalda, y en mi mochila las lecciones que al pasarlos he aprendido.  
Y lo mas bonito de revisar mi camino, de echar la vista atrás y comprobar lo avanzado, encuentro algo que me roba una sonrisa y me alegra el corazón, encuentro una lección que ha dejado de ser teórica y la he llevado a mi vida, la he vivido, la vivo cada día aunque muchos de esos días es inconscientemente, cada  paso que he dado me ha acercado más al Padre, me descubro cuidada por Él en mi debilidad, amada cuando menos lo merecía pero mas lo necesitada, afortunada por tantas personas de las que se sirve para acompañar mi camino y sorprendida de la cantidad de espacio que le he cedido de un tiempo a esta parte en mi vida, en mi cotidianidad. 


“El guerrero de la luz se concentra en los pequeños milagros de la vida diaria. Si es capaz de ver lo bello, es porque la trae dentro de si, ya que el mundo es un espejo y devuelve a cada mujer el reflejo de su propio rostro. Aún conociendo sus defectos y limitaciones, el guerrero hace lo posible por mantener el buen humor en los momentos de crisis. Al fin y al cabo, el mundo se está esforzando en ayudarlo, aún cuando todo a su alrededor parezca decir lo contrario.”

miércoles, 8 de julio de 2015

Echo de menos

Otra noche en este cálido verano de Madrid. Aun con la ventana abierta de par en par no consigo que entre ni una bocanada de aire que libere los mil pensamientos que ocupan mi mente, esos que se entremezclan con mis sentimientos, las dudas, las contradicciones, los enfrentamientos cabeza corazón y los protagonistas de siempre, mis miedos. De fondo suena mi música, la que uso mientras escribo, la que me lleva a mil lugares con solo cerrar los ojos y permitirme evadirme de todo aquello que no sea la melodía que marca la canción.

Después de un rato con los ojos cerrados y los recuerdos fluyendo por mi habitación me doy cuenta que lo que hoy me pasa es que echo de menos, y no echo de menos a alguien, sino mas bien algo.

Echo de menos esa sonrisa robada sin motivo, ni momento esperado.
Echo de menos una caricia que rompa todas las ataduras que no me dejan libertad.
Echo de menos encontrarte en el lugar menos esperando y preguntarme qué pasará por tu mente cuando tu mirada se cruza con la mía.
Echo de menos el sonido que produce un “te quiero”.
Echo de menos mi corazón palpitar cuando alguien te responde "yo también te quiero".
Echo de menos que me pille la madrugada hablando por teléfono, y que las horas de sueño sean lo menos importante porque estoy enfrascada en una conversación cuyo único propósito es cambiar el mundo, mi mundo, tu mundo.
Echo de menos picarme por tonterías, acabar en una guerra de almohadas por el lado derecho de la cama.
Echo de menos el sabor de unos labios, unos labios que me den un beso de verdad, un beso sincero, no un beso regalado porque sí.
Echo de menos el ser capaz de soñar despierta, alejada de la realidad, allí donde solo estoy yo con mis sueños y nadie puede venir a molestarme.
Echo de menos esas miradas que lo dicen todo, que regalan silencios llenos de emociones, sentimientos y estados.
Echo de menos un beso en la frente, un beso cargado de ternura, amor y protección.
Echo de menos ese piropo que tan nerviosa me pone, pero que tanto me gusta.

Echo de menos leer historias de amor como antes.

domingo, 7 de junio de 2015

El tiempo, que gran aliado.

Con el tiempo una compañera de clase, comienza a ser algo más, y poco a poco, con el paso de éste, se convierte en un pilar, en sinónimo de amistad, con todo lo que ello conlleva; desde las risas hasta las lágrimas, desde la fiesta hasta las noches tristes en el sofá de casa, desde el recibir grandes cosas hasta el entregar todo lo que te pertenece.

Con el paso del tiempo ves como ese futuro soñado se convierte en presente y como al poco, ya se trata de un pasado recordado.

Con el tiempo cumples sueños, logras metas, te superas a ti mismo y muestras a aquellos que decían que no podías o que no creían en ti que eres capaz. Aunque también con el tiempo aparecen los “te lo dije” de esa persona que te advirtió que aquel camino no era el que había que coger.

Con el tiempo las caídas te revelan la lección que tenían guardada para ti. Los atajos y tus pasos te reconducen al camino inicial, aunque no llegas igual, llegas más vivido, con muchas cosas nuevas. Las victorias te recuerdan que puedes continuar, aun cuando las fuerzas parecen flaquear.

Con el tiempo el miedo puede convertirse en un gran monstruo que va a tu lado y que no te deja disfrutar o puede ir haciéndose pequeño, y tomar forma de Pepito Guillo y recordarte que a veces es mejor andar con pies de plomo.

Con el tiempo te vuelves más sabio, o al menos eso dicen. Maduras, creces, te vas haciendo mayor, aunque si eres listo y capaz, y tienes un poco de suerte, siempre habrá algo de niño en ti, que seguro que con el tiempo, en alguna ocasión tiende a salir.

Con el tiempo ese juego de patio de colegio se convierte en tu deporte favorito, a eso a lo que le dedicas horas, a lo que entrenas, a lo que te dejas hasta lo que no tienes por mejorar día a día.
Con el tiempo ese “yo de mayor quiero ser…” si has sido capaz de luchar por tus sueños, y realmente querías ser eso, quizás tienes la suerte de “ser…”.

Con el tiempo un corazón enamorado puede pasar a ser un corazón roto, pero también te diré que con el tiempo, y aunque a veces no lo parezca, los cachitos se vuelven a juntar. Quizás no lo hacen todos, porque aquel o aquella que una vez te rompió el corazón se llevó un cachito con él o con ella, pero se recompone, un poco más pequeñito pero mucho mas fuerte.

Vives, experimentas, caes, te levantas, conoces, decides, aprendes, sufres, ríes, quieres, y a veces mucho, eres querido, te enamoras o te rompen el corazón… pasan tantas cosas a lo largo del tiempo, pero la que más me gusta a mí, es que DESCUBRES. A lo largo del tiempo vas descubriendo que es eso de la vida, vas sintiendo en tus propias carnes todo lo que la vida te tiene preparado, te vas descubriendo a ti mismo en lo que vives, en como lo vives, ¡y que bonito es descubrirse a uno mismo!

El tiempo pasa y la vida con él, asi que como dirían Timón y Pumba, “¡Vive y se feliz!”

(Y si ahora es un momento malo, quizás feliz no seas mucho, pero vive ese momento, disfrútalo, descúbrete en él y desde ahí saca fuerzas para seguir adelante).

domingo, 3 de mayo de 2015

"¿Quién esconde ese As en la manga?"

¿Quién esconde ese As en la manga, que traiga una buena partida, de esas en las que lo apuestas todo y ganas mucho más? ¿Quién será capaz de sacar un conejo de la chistera consiguiendo que todo el público mire con cara de sorpresa y acabe con una gran ovación? ¿Quién…? ¿Quién…? ¿Quién…?
Y puedo seguir haciendo mil preguntas metafóricas, que esconden anhelos, sueños y necesidades que hoy siento propias y no cubiertas, y todas ellas compartirán un mismo comienzo de oración “¿Quién…?” serán muchas, y quizás la gran mayoría sin un rostro concreto, simplemente sueños, personas ideadas o personas reales que probablemente nunca sean la respuesta a mi pregunta (salvo, en mis sueños).
Y es que, hoy he vuelto a tener una clase teórica sobre todas estas dudas que me invaden, una en la que me vuelven a recordar que la suerte se esconde ahí donde menos te lo esperas, y que a veces no es si quiera una persona, es una oportunidad, es una frase, un libro… eso que trae un cambio, que me devuelve un poco de esencia personal a veces perdida. Que la magia se esconde en una sonrisa, en unos ojos que miran admirados la belleza de lo cotidiano, que ven allí donde los demás solo miran de reojo, que magia es eso que llevo dentro y que me hace especial y me hace ser yo (con locuras incluidas). Que la felicidad, como me dijo un buen amigo hace poco, se refleja en mis ojos y nace del corazón, y que todo aquel que me mira, si es que consigue entablar contacto visual directo y “profundo” con mi mirada esquiva,  es capaz de ver la felicidad que desprendo, y si no consigue ese contacto visual, puede comprobarlo a través de mi forma de hacer las cosas, de tratar a los pequeños o de luchar por aquello que creo injusto.
Y claro, la teoría me la sé. Muchas veces hasta se me olvida, pero siempre hay un ángel de la guarda escondido que aparece para recordármelo.  Bueno, me la se a medias porque siempre hay algo nuevo que sorprende, como lo de este buen amigo y la felicidad. Pero pocas son las veces que me lo consigo creer, y ahí es donde nacen mis preguntas sin respuesta, porque muchas veces me empeño en buscar salvadores, personas que hagan un truco de magia y me alegren del día, buscar motivos, formas… y se me olvida que para que otros puedan darme y me llegue en su totalidad tengo que saberme capaz y merecedora de ello, y mucho más importante, saberme portadora de todo eso para compartirlo con los demás. Ahí nace la importancia de la CONFIANZA, tanto en mi misma (que es la tarea a trabajar principalmente) como con las personas que comparten conmigo mi vida.
Y con esta reflexión sin mucho sentido, me respondo a mis “¿Quién…?” con los que empezaba, quizás sea yo y necesite descubrirme, quizás sean otros a los que tengo que dar la oportunidad de que me sorprendan o me ayuden teniendo en cuenta que me tengo que dejar, y eso implica dejar de controlar todo, o quizás aún no están en mi vida, y están esperando el momento clave para hacerlo. Y algo que tengo claro, aunque a veces me cueste reconocerlo o me entren dudas o algún miedito, es que hay alguien que siempre responderá a esa pregunta, que siempre estará ahí para recordarme todo esto, que siempre me demostrara que dejarse hacer por y para Él es lo que me va a dar la felicidad y una vida en plenitud, y que permanecer en Él y en su amor, me llevara a dar frutos de amor y fruto verdadero. Si, del que hablo es de mi gran amigo Jesús.


¡Buenas noches!

viernes, 10 de abril de 2015

¡QUIERO SORPRENDER!

¿Cuál fue la última vez que hiciste algo por primera vez?

¿Cuándo ha sido la última vez que te descubriste haciendo algo que realmente te llenaba, 100%, sin necesidad de nada mas en ese mismo momento?

¿Qué te hace vibrar en lo cotidiano, que hace que se te ponga la piel de gallina o te de un vuelco al corazón, sin esperarlo, solo porque te hace feliz?

¿Por qué o por quién dices una mañana "me la juego, contigo, por ti, con esto, merece la pena que me la juegue"?

¿Cómo hago yo para conseguir que alguien sonría, que alguien que haya caído consiga levantarse? ¿De qué me valgo?

Y como estas preguntas en mi cabeza hay muchas mas, soy la chica de las preguntas, ya lo sabes.

Pero es curioso, porque al empezar a escribirla pensaba, que chorradas estoy escribiendo, la gente disfruta de la vida, vive y le dan vuelcos al corazón por cosas preciosas que le pasan, deciden jugársela por algo o alguien todos los días... Y sí, hay muchas personas que lo hacen, pero me miraba a mi misma y me reconocía respondiendo no se, a veces, quizás... 
Creo que en este mundo falta VIDA, sin con mayúsculas, por eso de ponerle mas énfasis. Falta ver mas allá de mi ombligo, ser capaz de levantar la cabeza y reconocer en el otro la necesidad de ser ayudado, o de reconocer en el mundo, en mi país, en mi cuidad, en mi barrio, la necesidad de echar una mano, de comprometerme a luchar por mejorar la calidad de vida de muchas personas.
Hay personas que tienen poco dinero, que no tienen trabajo, que rozan el umbral de la pobreza y que les cuesta tener una VIDA digna. Pero hay personas que tienen dinero de sobra, que tienen un trabajo, que también les cuesta tenerla. ¿Por qué? Porque vivimos en un momento en el que vamos a todos los sitios corriendo, en que si tenemos que pisar a alguien por conseguir algo mejor para mi, me lo pienso y a veces hasta lo hago, porque no levanto la cabeza para mirar a mi al rededor, solo veo lo que de repente entra en mi campo de visión y si no me gusta o me incomoda mucho lo apago, me doy la vuelta y borro de mi memoria cualquier resquicio que pueda quedar sobre ello. Buscamos amores de barra, fugaces, que cuantas menos implicaciones tenga, mejor, así sufro menos y me divierto mas.

Yo, quiero cambiar, de verdad que sí. Quiero ser capaz de dejarme sorprender al levantar mi cabeza y mirar mas allá, quiero conmoverme con la realidad y vivir en ella tal y como es, luchando por mejorarla desde mi pequeñez y para los demás. Quiero poder apostar mi vida, mi corazón en los planes que el Padre tiene pensados para mi. Quiero abajarme, descubrir en los mas pequeños el regalo de la VIDA, de poder disfrutarla cada momento, de que me toque el corazón una abrazo inesperado, de que me toque la cabeza y la desmonte una pregunta complicada. 

¡QUIERO DEJARME SORPRENDER! ¡QUIERO PODER SORPRENDER!

miércoles, 8 de abril de 2015

LUZ

Esta noche quiero darte las gracias por la luz; una luz que ilumina mi noche y me da seguridad.
Una luz bonita, con distintas tonalidades y que alumbra a diferentes direcciones, haciendo el camino un lugar mas acogedor y seguro.
Una luz que me invita a seguir caminando y dando pasos en una dirección clara, Tú.
Que esa luz que me das, sea capaz de transmitirla. Que recoja toda esa luz que recibo día tras día y me haga portadora de ella, para que otros al igual que yo, pueda verte, descubrirte y seguirte.
¡Buenas noches!

domingo, 15 de marzo de 2015

“¿Sabes qué?, me la juego contigo”. Me la juego contigo,

 Todo el mundo se merece escuchar alguna vez en su vida la típica frase de película con la que ha fantaseado en sus noches de insomnio, con la que se ha imaginado empezar una historia que supere a la ficción y sea real y le haga feliz.

Yo siempre he escuchado, y este fin de semana varias veces eso de, “¿sabes qué?, me la juego contigo”. Y he comprendido que, aunque quizás yo sienta que eso es de película, que es una frase muy grande, se resume en decisiones y propuestas concretas.

Este fin de semana acabo con esa afirmación, y la traigo a mi vida. Me la juego contigo. He decido que quiero dejarme tocar, dejar que vayas moldeando mi vida según tu voluntad. Y cualquiera que lea esto (confiando en que alguien se pare y decida leerme, que eso ya es mucho imaginar) puede pensar que estoy loca o que no se sabe muy bien que quiero hacer con mi vida, y aunque quizás algo de razón tengan con ambas cosas, porque loca cada día creo que estoy un poco más, se de quien me fio.

Mucha gente no cree en Dios y es igual de respetable que aquella que cree y decide vivir desde Él, y yo soy de las segundas, de las que cree en Dios. Y no solo se queda en creer en el  Padre, sino que cada día quiero vivir más como su Hijo, parecerme más a Jesús de Nazaret, alguien sencillo con un mensaje claro y potente. Alguien que siempre supo jugársela con el Padre y al que sirvió sin poner en duda nunca su voluntad. Aunque la cosa se presentase difícil, las inseguridades y miedos empezaran a acercarse a él, Jesús con su gran capacidad de acercarse al Padre, lo ponía en oración y se dejaba tocar y modelar.

Me la quiero jugar como Jesús. Es una frase grande, como he dicho anteriormente, pero también es una frase que se puede concretar en lo diario y cotidiano con pequeñas decisiones y compromisos. Para mi jugármela con el Padre implicar luchar por los sueños, luchar por un mundo más justo en el que no haya guerras, quizás no puedo parar una gran guerra, pero si puedo luchar para poner fin a los enfrentamientos con mi hermano cada vez que llego a casa.
Jugármela es pararme a pensar mas allá de mi ombligo y actuar en consecuencia, es decir, pensar y plantearme que algún compañero de clase puede estar pasándolo mal y necesita una palabra e intentar regalársela, pensar que ese niño de catequesis que no para de molestar lo único que necesita es un poco de cariño y atención, y entonces darle un abrazo y la posibilidad de expresarse. Ser capaz de dar la mano a alguien cuando ha caído aunque tenga prisa como hizo el samaritano, en vez de pasar al lado como hicieron los otros porque sus labores y a lo que estaban llamados en ese momento era mucho mas importante.

Jugármela es saber que quizás, y sin el quizás, no todo va a salir como yo quiero y cuando yo quiero. Es aprender a ser paciente, es aprender a confiar y permanecer en sus palabras, en Él. Es saber leer mi historia con Él, y no quedarme en lo que no funciono, sino saberme sanada de mis mayores enfermedades y salvada en mis mayores abismos, pero para eso tengo que aprender a mirar las cosas con otros ojos y desde otra perspectiva, tengo que aprender a ser agradecida.


Jugármela es entender que las certezas no van a estar nunca, y que las dudas, las preguntas muchas veces serán mis compañeras de viaje. Es saber que aunque me sienta sola, aunque solo vea un par de pisadas en la arena, el siempre va conmigo y quizás me este llevando en el camino. El sabe bien lo que vivo aunque muchas veces intente maquillárselo, ponérselo bonito o directamente callármelo. Y me quiere con todo ello, con lo bueno que hago y también con lo malo, porque me concede el regalo del perdón, me concede la oportunidad de volver a hacerlo y poder hacerlo bien.

Por tanto aquí me encuentro, con un corazón inquieto, frágil, lleno de vida y ganas y sed de ti, queriendo abrazarse a tu sueño, a ese que tienes conmigo y con el que podré ser feliz dándome a los demás, desde lo pequeño y poco que tengo en mi.

"Darse del todo al Todo, sin hacernos partes" 
Santa Teresa de Jesús.

lunes, 2 de febrero de 2015

Todo enseña y yo quiero seguir aprendiendo

¿Cuántas veces perdemos por el miedo a perder? ¿Y cuántas veces arriesgamos en algo que no merecía la pena arriesgar pero nuestra ceguera, esa que invadía ojos, cabeza y corazón nos empujaba como la gravedad cuando caemos desde un precipicio?

Y es que la felicidad no se mide por la intensidad de las emociones positivas, sino que se mide por la frecuencia de estas. Y quizás ahí resida mi problema, yo pensaba que un buen rato podía sustituir una mala noche, pero no… no fue así.

Pero gracias a eso he aprendido, he aprendido tantas cosas que hasta me sale darte las gracias.
He aprendido a conocerme, a quererme y a tener claro lo que quiero y lo que no quiero en mi vida y en mis relaciones. He aprendido a valorar los pequeños detalles como las grandes diferencias que hacen que un día gris, siga siendo gris pero acompañado de una sonrisa y una palabra de ánimo, que eso siempre ayuda. He aprendido que la gente me quiere cuando rio, cuando soy espontanea y me entrego a los demás, pero que querer también implica saber cuidar, dar tiempos y respetar decisiones que no siempre son fáciles de entender y dejar margen a llevarlas a cabo, y ¿sabes qué? Eso no todo el mundo lo sabe hacer. Por tanto, también he podido saber quien me quiere de verdad, para todo y en todo, y los que solo lo hacen cuando sale la Carol que mola, porque es verdad…Mola mucho. Cuando no está, hasta yo la echo de menos.

¿Y sabes lo mejor de todo? Cuando pensaba que el circulo se volvía negro oscuro, de ese que da miedo e intimida, me asuste y decidí que a mí no me gusta el negro, que no me sienta bien…que yo soy más de colores cantosos, como el de mi mochila, y entonces cogí fuerzas de donde no las tenía, porque te las habías llevado, y comencé a borrar lo negro, a pintar encima de el de nuevo una historia, mi historia. Y salió bien ¿sabes?

Hoy no sé si soy feliz o no, estoy contenta a la par que cansada, (es lo que tiene estar de exámenes) pero tengo claro que si no lo soy, estoy un pasito mas cerca de estarlo. Tengo todo lo que necesito y mas, soy una persona afortunada, que se sabe querida por la gente a la que yo quiero, que me acompaña en el corazoncito, que a veces casi olvido que tengo, alguna que otra herida curada y con una historia que recordar, tengo una cabeza un poco mas amueblada, porque creo que ahora puedo decir que estoy madurando y que a demás se esta notando, y a demás tengo una conexión cabeza-corazoncito que es valiente, se enfrenta a los peores miedos y a veces gana y otras busca la lección para seguir aprendiendo de esto que llaman vida.

Asi que, quizás mi ratio entre emociones positivas y negativas estos días ande ajustado, motivos personales fruto de la vida de estudiante, pero te digo que ahora no solo me importa la intensidad, que sigue siendo intensa siempre, es algo que forma parte de mi y no va a cambiar, pero ahora sobre todo cuido la frecuencia, el día a día y el momento de ahora.
He aprendido que esto se trata de sumar días y de cada uno de ellos llevarme un recordatorio, anécdota o experiencia que saborear.


sábado, 24 de enero de 2015

Aprendo y comprendo mi pasado con lo que estudio

 “Cuantos pasos dados desde el primero, cuantos pasos quedan antes de dar el último…”
Cuantos momentos llevo a mi espalda en los que sentía que la vida me pedía que me rindiera, en los que yo sentía que no podía mas, en los que no entendía nada, y cuanto sentido tienen ahora.
Gracias a esos momentos soy lo que soy hoy. Gracias a esos momentos tengo la suerte de tener la vida que tengo.
No todo ha sido fácil, de hecho hay cosas que aun mirándolas desde lejos siguen imponiendo, y sigue sorprendiéndome mi propia fuerza y capacidad de superación.
Hoy me toca estudiar, y esta vez no me lo tomo como estudio, sino como oportunidad de adquirir conocimientos, posibilidad de poner nombre técnico a lo vivido, de comprender quien fue mi salvadora, porque no tuvo un final infeliz y porque a día de hoy es parte de mi historia, de esa que me ha dado la capacidad de ser un poco mas fuerte.
Recuerdo esa etapa de mi vida con cariño y ternura. Recuerdo a mi madre dándome lecciones de vida desde pequeña, diciéndome:
“Cariño, de esto en la vida hay mucho, solo que a ti te ha tocado vivirlo antes. Eso te hará fuerte y te hará capaz de luchar por ti y por todo lo que te propongas y quieras.”
Y repito tantas veces la palabra fuerte, la palabra oportunidad, y suerte porque estudiando, leyendo e investigando me doy cuenta de lo poco afortunada que es mucha gente, del porcentaje de personas que recibe consecuencias directas de todas estas situaciones y del pasotismo de la gente que vive alrededor suyo que no ven la situación o la ven y prefieren ignorarla.
Y hoy mas que nunca me sale agradecer todo lo recibido ese tiempo atrás a mis padres, mis grandes apoyos, personas que me enseñaron a creer en que las oportunidades existen en la vida, solo que a veces tardan un poco mas en llegar. Personas que estuvieron conmigo en todo momento, que me apoyaron, me ayudaron y me dieron la oportunidad de superarme y mostrar al mundo lo valiosa que era y sigo siendo. Mis padres. Que grandes son, cuan agradecida estoy y que pocas veces se lo demuestro.
También hay alguien más, mi pequeña y bonita salvadora. Porque hay situaciones que, hoy, después de estudiar comprendo por qué cambian. Por que la solución a veces parece que está cerca siempre, pero que necesita ese momento, ese lugar y esa decisión para que todo lo demás cambie. Un camino que comenzó hace ya unos cuantos veranos, y que ha tenido inviernos fríos, alguno incluso gélido, pero que siempre ha terminado por volver a florecer con la primavera. Que agradecida estoy.
¡Qué bonito que la psicología este en la vida!

¡Qué afortunada soy de estudiar algo que puedo palpar, comprender e incluso vivir. Que me ayuda a entender mi pasado, curarlo y quererlo tal y como fue!

sábado, 17 de enero de 2015

Hablemos.

¿Qué valor tiene para nosotros una conversación? ¿Valoramos realmente el gran regalo que supone sentirnos escuchados por alguien? O por el contrario, lo vemos como algo tan normal, tan necesario, incluso me atrevería a decir, obligatorio que mis dos preguntas son irreplanteables.
Empezar con dos preguntas es empezar a mi manera, pero esta vez voy a escribir sobre algo que nunca he escrito porque no me había parado nunca a pensar sobre ello hasta el día de ayer, cuando se me dio la oportunidad de reconocer el verdadero valor de una conversación y todo lo que se consigue y forma a partir de ella.
Yo, Carolina, me reconozco como una chica activa a la que la encanta hablar, sobre muchos temas, y como buena parlanchina que me considero he de reconocer también, que admiro la capacidad de escuchar, y es que, no todos tenemos esa capacidad o no todos somos capaz de hacer visible esa capacidad.
En un mundo como el que vivimos en el que vamos corriendo a todas partes, y si nos encontramos a alguien y le preguntamos “¿Qué tal estas?” y lo único que esperamos que nos responda es “bien, como siempre”, para llegar a tiempo a ese lugar que ya vamos pillados, o para no entretenernos mucho porque me quedan tropecientas cosas por hacer, es admirable que haya personas que dejen todo eso a un lado y durante el tiempo necesario sean capaz única y exclusivamente de escuchar, contestar y acompañar la conversación de otro.
Y todo esto, porque ayer me di cuenta que una conversación es un regalo. Es la oportunidad de poder conocer, de conocer personas, de conocer situaciones vitales, de conocer penas y problemas a los que poder ayudar o solucionar, de conocer inquietudes, sueños, formas de vida, de conocer historias pasadas que pueden marcar nuestro presente incluso repercutir en el futuro, es una oportunidad de compartir, de crecer junto a la otra persona o a las muchas personas con las que mantengas esa conversación. Es el comienzo de una amistad. Es el momento en el que entablas una conversación con ese chico o esa chica que te gusta donde se esconde la oportunidad de ser algo más que dos desconocidos y ser la personas que mas conozcas.  De una conversación nacen las declaraciones de amor mas bonitas, y también las de guerra, pero de otra puede surgir un pacto de paz y un alto a la guerra. De una conversación puede aparecer la oportunidad que te lleve al lugar en el que el mundo te quiere o no, pero si al lugar donde aprenderás esa lección que nunca olvidaras. De escuchar y ser escuchado puedes recibir ese consejo que te acompañe siempre en cualquier situación. Y tantos regalos mas, que ni uno puede imaginar…

Con este post, lo único que quiero es haceros una invitación, una invitación a valorar las conversaciones que mantengas, las cotidianas o las especiales, las fugaces o las que duran y duran, las necesarias para ti y las que necesita el otro. Que una conversación no sea el preguntar y responder obligatoriamente porque toca, sino que nazca de la necesidad de compartir y vivir conjuntamente.

lunes, 12 de enero de 2015

Un feo lunes.

Hoy ha tocado lunes, pero podría haber sido cualquier otro día. Hoy ha sido un día duro, y lo que queda de el. Ha sido uno de esos días en los que la realidad me da de frente y me recuerda que soy limitada, que no puedo con todo y que tengo que priorizar.
Un día de muchas preguntas y demasiado silencio, de mucho curro con su cansancio acompañante, día de cosas nuevas, día de reencuentros y acompañamientos, día de noticias inesperadas... Pero sobre todo un día en el que no me reconozco.
Me siento mas pequeña de lo habitual, mas pesada y cansada,y con muchos miedos, miedos que me paralizan y me están nublando las vistas.
Espero que mañana el día comience con una niebla menos espesa y algún rallito de sol iluminándome.
¡Buenas noches!