"He aquí mi secreto, que no puede ser más
simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los
ojos."
El Principito
Nos pasamos la vida corriendo de un lado a
otro, pretendemos llegar a muchas cosas, hacer cuanto más mejor, porque según lo
que hagamos asi nos valoraran los demás. Y ahora bien, aquí está mi pregunta,
¿en cuántas de esas cosas estamos, hacemos y somos de verdad? ¿Qué de todo eso
que hacemos nos hace vibrar?
Si no se te ha pasado nada rápido por la
cabeza, quizás, en mi humilde opinión, deberías pararte a pensar que es todo lo
que haces porque debes, tienes que… y no es porque quieres hacerlo o te
apetece.
Cuando nos cuesta ver las letras de cerca o de
lejos, cuando no vemos con claridez y lucidez las cosas, personas, animales…
las vemos borrosas, vamos al oftalmólogo y nos ponen unas gafas, a cuales más
bonitas, originales y que pegan con nuestro estilo, que nos arregla ese
problema.
¿Y si lo que me pasa es que no soy capaz de
diferenciar las cosas buenas de mi vida y me paso el dia lamentando? ¿O si no
soy capaz de distinguir un detalle que marca la diferencia? ¿O esa sonrisa que
estaba puesta para alegrarme el día? ¿Y
si mi cabeza se llena de malas palabras cuando veo a una persona en la calle
que no tiene la buena pinta que se supone que hay que tener? ¿Y si…?
Cuando me pasan estas cosas, cuando es la
mirada del corazón la que no enfoca bien, ¿Dónde voy para que me la arreglen o
me den un remedio?
Yo no sé cuál es la respuesta correcta, creo
que no las hay. Creo que hay muchas validas. Creo que lo que primero que necesitamos
es tomar conciencia de que en el mundo hay más cosas que las que salen en la
tele, que la felicidad no depende de otros, no depende de lo que lleve puesto o
del dinero que gane a final de mes. Si, son factores que influyen, y ahí no voy
a entrar a discusión, pero no son lo más importante.
Creo que lo más importante para poder enfocar
la vida con los ojos del corazón es conectar con el propio corazón, darnos el
permiso y la oportunidad de ser AUTÉNTICOS. Cada uno somos de una manera, con nuestros más
y con nuestros menos, pero eso nos hace inmensamente especiales. ¿Por qué entonces
no potenciarlo?
Quizás nos da miedo, porque no es algo medible,
no hay nada que nos diga tu gastas una 38 de autenticidad y tu una 42… ¿y si lo
hubiera? ¿Cuánta mas talla mejor o siempre hay que buscar tener una 36-38 para
no romper los cánones?
Valoramos a las personas por su físico, es algo
cuantificable en cierta medida (valga la redundancia). Podemos saber si alguien
está entre los delgados si usa una S o si gasta una 34 de pantalón, es
normalita y dependiendo de la constitución si va con una M o una 38 y quizás ya
empiece a estar gordita si usa L o una 42-44.
Es una tía maja si me deja las cosas, si me
ayuda cuando lo necesito, si está ahí o lo típico si es amiga de sus amigos. Y quizás
es un poco borde si suelta comentarios muy tajantes, si a veces gasta una mala
cara…
Pues no amigos, bajo mi punto de vista, todo
son estereotipos que nos han ido metiendo en la cabeza. Creo que cada persona
es un mundo y cada mundo necesita ser descubierto, cuidado y respetado. No cerremos
puertas a conocer a alguien solo porque sus pintas no encajan con las mías o
porque no es de mi estilo, porque quizás nos estemos perdiendo un tesoro en
bruto.
Rodearos de personas que vibren, que encuentren
cada día un gran motivo para sonreír en lo más pequeño y que desde lo más
pequeño luchen por cambiar el mundo. Personas que les brillan los ojos de
manera especial, porque quiere decir que están conectados con su corazoncito. Que
hagan cosas distintas porque les enriquecen. Que dediquen su tiempo a lo que
quieren y les hace evolucionar y no solo a aquello que “debo o tengo que hacer”.
Que rían, que rían mucho que la risa es el motor del mundo. Pero también que
lloren, que muestren su vulnerabilidad en momentos de dolor y que se repongan,
que crezcan con ellos. Personas que sientan, que expresen emociones, que
rebosen vida.
Personas que para mí, son AUTENTICAS.