Hace ya algún tiempo, en este
mismo lugar, un cactus en la estantería fue a parar.
¡Qué bonita oportunidad la de
poder recomenzar!
Quizás aquí si pueda encajar.
No será que no se esforzó el
cactus, por hacer de aquella estantería su hogar,
pero parecía que no lograba
encajar,
así que decidió investigar,
cual eran las costumbres y normas de aquel extraño lugar.
Había por allí cerca un libro
al que quiso preguntar,
¿Por qué a ti si te aceptan los
demás?
El libro con sus sabias
palabras comenzó a relatar,
que él era el que más
conocimiento podía regalar.
Además de ser veterano,
y tener un lustre sin igual.
No sabía muy bien porque era su
lugar,
pero percibía y le gustaba
la admiración con la que le
miraban
(o
el creía que lo hacían)
los demás.
El cactus agradecido, se
despidió y siguió buscando a otro a quien preguntar.
Encontró una bola de cristal.
París ponía en sus pies.
Aunque algo rota, en una
esquina,
erguida y firme se lograba
mostrar.
Yo tengo el recuerdo de un
verano sin final,
donde el amor, por fin, volvió
a reinar.
Se cruzó también con una cajita
de música,
a la que se atrevió a tocar.
Al llamar, la cajita se abrió y
una preciosa melodía
inundó el silencio,
transformándolo tras su pasar.
Creando un clima donde poderse
relajar,
y sin miedo poderla preguntar,
qué debía hacer para encajar.
La bailarina de la caja no paró
de girar,
y guiñándole el ojo,
a un peluche rosita
fue a señalar.
Él te contará, la magia que
esconde este lugar.
Y siguiendo el rastro que la
bailarina le quiso marcar
con un Piglet, se llegó a
encontrar.
Y tu Piglet, ¿Por qué sientes
que este es tu hogar?
¿Qué le hace tan especial?
(¿Cómo
puedo yo encajar?)
Piglet le regalo una sonrisa,
y a su lado le quiso invitar.
Relájate,
mira a tu alrededor,
¿sientes la magia de la que
quieres hablar?
El cactus por primera vez, se
dejó embriagar,
por aquello que tenía ese
espacio de especial.
No es magia, es autenticidad.
El libro regala aquello que
tiene,
que es conocimiento y
sabiduría,
en eso, es el que más nos puede
aportar.
La bola de cristal, llego rota
de tanto amar,
pero desde que vino,
el amor no nos ha faltado
jamás.
La caja de música,
nos regala la paz,
en momentos de locura,
cuando el caos, el miedo, la
ansiedad, quiere reinar.
Y yo,
de mi dicen que soy lo más
blandito del lugar,
y que a cualquiera,
me dispongo a cuidar.
Yo lo que creo es que por la
apariencia, no nos podemos guiar,
y que por eso en este lugar la
magia
reina por la autenticidad.
Así que, si tu lugar quieres
encontrar,
Entre nosotros,
esos pinchos debes bajar,
y mostrarnos que hay escondido
en ti,
que te hace tan especial.
Solo así, podremos quererte por
lo que eres,
con aquello que tienes,
y te define,
y no por la apariencia,
que muchas veces, nos confunde.