¿Cuántas veces
perdemos por el miedo a perder? ¿Y cuántas veces arriesgamos en algo que no merecía
la pena arriesgar pero nuestra ceguera, esa que invadía ojos, cabeza y corazón nos
empujaba como la gravedad cuando caemos desde un precipicio?
Y es que la
felicidad no se mide por la intensidad de las emociones positivas, sino que se
mide por la frecuencia de estas. Y quizás ahí resida mi problema, yo pensaba
que un buen rato podía sustituir una mala noche, pero no… no fue así.
Pero gracias
a eso he aprendido, he aprendido tantas cosas que hasta me sale darte las
gracias.
He aprendido
a conocerme, a quererme y a tener claro lo que quiero y lo que no quiero en mi
vida y en mis relaciones. He aprendido a valorar los pequeños detalles como las
grandes diferencias que hacen que un día gris, siga siendo gris pero acompañado
de una sonrisa y una palabra de ánimo, que eso siempre ayuda. He aprendido que
la gente me quiere cuando rio, cuando soy espontanea y me entrego a los demás,
pero que querer también implica saber cuidar, dar tiempos y respetar decisiones
que no siempre son fáciles de entender y dejar margen a llevarlas a cabo, y
¿sabes qué? Eso no todo el mundo lo sabe hacer. Por tanto, también he podido
saber quien me quiere de verdad, para todo y en todo, y los que solo lo hacen
cuando sale la Carol que mola, porque es verdad…Mola mucho. Cuando no está,
hasta yo la echo de menos.
¿Y sabes lo
mejor de todo? Cuando pensaba que el circulo se volvía negro oscuro, de ese que
da miedo e intimida, me asuste y decidí que a mí no me gusta el negro, que no
me sienta bien…que yo soy más de colores cantosos, como el de mi mochila, y
entonces cogí fuerzas de donde no las tenía, porque te las habías llevado, y comencé
a borrar lo negro, a pintar encima de el de nuevo una historia, mi historia. Y salió
bien ¿sabes?
Hoy no sé si
soy feliz o no, estoy contenta a la par que cansada, (es lo que tiene estar de exámenes)
pero tengo claro que si no lo soy, estoy un pasito mas cerca de estarlo. Tengo todo
lo que necesito y mas, soy una persona afortunada, que se sabe querida por la gente
a la que yo quiero, que me acompaña en el corazoncito, que a veces casi olvido
que tengo, alguna que otra herida curada y con una historia que recordar, tengo
una cabeza un poco mas amueblada, porque creo que ahora puedo decir que estoy
madurando y que a demás se esta notando, y a demás tengo una conexión cabeza-corazoncito
que es valiente, se enfrenta a los peores miedos y a veces gana y otras busca
la lección para seguir aprendiendo de esto que llaman vida.
Asi que, quizás
mi ratio entre emociones positivas y negativas estos días ande ajustado,
motivos personales fruto de la vida de estudiante, pero te digo que ahora no
solo me importa la intensidad, que sigue siendo intensa siempre, es algo que
forma parte de mi y no va a cambiar, pero ahora sobre todo cuido la frecuencia,
el día a día y el momento de ahora.
He aprendido
que esto se trata de sumar días y de cada uno de ellos llevarme un recordatorio,
anécdota o experiencia que saborear.