Gracias por oírme, sin juzgarme. Gracias por opinar, sin aconsejarme. Gracias por confiar en mí, sin exigirme. Gracias por ayudarme, sin intentar decidir por mí. Gracias por cuidarme, sin anularme. Gracias por mirarme, sin proyectar tus cosas en mí. Gracias por abrazarme, sin asfixiarme. Gracias por animarme, sin empujarme. Gracias por sostenerme, sin hacerte cargo de mí. Gracias por protegerme, sin mentiras. Gracias por acercarte, sin invadirme. Gracias por conocer las cosas mías que más te disgustan, aceptarlas y no pretender cambiarlas
Me acabo de dar cuenta que he estado un buen tiempo deprimida pensando que mi vida no era tal y como yo quiería que fuera. Y sí, eso es cierto, mi vida no es la mejor de las vidas. Pero vivirla quejándome y amargandome no la hará mejor. Asi que hoy, elijo sonreír.
Cojamos lo que sea y vayamos lejos, muy lejos de aquí. Que nadie nos vea y nos pueda molestar con sus estupidas preguntas. Vayamos a un lugar dónde nadie sepa donde estamos.
Corramos cogidos de la mano, saltando, y mirandonos de vez en cuando, viendo nuestras sonrisas de felicidad, y sin pensar en nada más qué en nosotros, en lo felices que estamos de estar uno con el otro.
La vida apesta pero la vida merece la pena.
Veamos la vida desde otro punto de vista y seamos felices para siempre.