Yo siempre he escuchado, y este fin de semana
varias veces eso de, “¿sabes qué?, me la
juego contigo”. Y he comprendido que, aunque quizás yo sienta que eso es de
película, que es una frase muy grande, se resume en decisiones y propuestas
concretas.
Este fin de semana acabo con esa afirmación,
y la traigo a mi vida. Me la juego
contigo. He decido que quiero dejarme tocar, dejar que vayas moldeando mi
vida según tu voluntad. Y cualquiera que lea esto (confiando en que alguien se
pare y decida leerme, que eso ya es mucho imaginar) puede pensar que estoy loca
o que no se sabe muy bien que quiero hacer con mi vida, y aunque quizás algo de
razón tengan con ambas cosas, porque loca cada día creo que estoy un poco más,
se de quien me fio.
Mucha gente no cree en Dios y es igual de
respetable que aquella que cree y decide vivir desde Él, y yo soy de las
segundas, de las que cree en Dios. Y no solo se queda en creer en el Padre, sino que cada día quiero vivir más
como su Hijo, parecerme más a Jesús de Nazaret, alguien sencillo con un mensaje
claro y potente. Alguien que siempre supo jugársela con el Padre y al que sirvió
sin poner en duda nunca su voluntad. Aunque la cosa se presentase difícil, las inseguridades
y miedos empezaran a acercarse a él, Jesús con su gran capacidad de acercarse
al Padre, lo ponía en oración y se dejaba tocar y modelar.
Me la quiero jugar como Jesús. Es una frase
grande, como he dicho anteriormente, pero también es una frase que se puede
concretar en lo diario y cotidiano con pequeñas decisiones y compromisos. Para mi
jugármela con el Padre implicar luchar por los sueños, luchar por un mundo más
justo en el que no haya guerras, quizás no puedo parar una gran guerra, pero si
puedo luchar para poner fin a los enfrentamientos con mi hermano cada vez que
llego a casa.
Jugármela es pararme a pensar mas allá de mi
ombligo y actuar en consecuencia, es decir, pensar y plantearme que algún
compañero de clase puede estar pasándolo mal y necesita una palabra e intentar regalársela,
pensar que ese niño de catequesis que no para de molestar lo único que necesita
es un poco de cariño y atención, y entonces darle un abrazo y la posibilidad de
expresarse. Ser capaz de dar la mano a alguien cuando ha caído aunque tenga
prisa como hizo el samaritano, en vez de pasar al lado como hicieron los otros
porque sus labores y a lo que estaban llamados en ese momento era mucho mas
importante.
Jugármela es saber que quizás, y sin el quizás,
no todo va a salir como yo quiero y cuando yo quiero. Es aprender a ser
paciente, es aprender a confiar y permanecer en sus palabras, en Él. Es saber
leer mi historia con Él, y no quedarme en lo que no funciono, sino saberme
sanada de mis mayores enfermedades y salvada en mis mayores abismos, pero para
eso tengo que aprender a mirar las cosas con otros ojos y desde otra
perspectiva, tengo que aprender a ser agradecida.
Jugármela es entender que las certezas no van
a estar nunca, y que las dudas, las preguntas muchas veces serán mis compañeras
de viaje. Es saber que aunque me sienta sola, aunque solo vea un par de pisadas
en la arena, el siempre va conmigo y quizás me este llevando en el camino. El sabe
bien lo que vivo aunque muchas veces intente maquillárselo, ponérselo bonito o
directamente callármelo. Y me quiere con todo ello, con lo bueno que hago y también
con lo malo, porque me concede el regalo del perdón, me concede la oportunidad
de volver a hacerlo y poder hacerlo bien.
Por tanto aquí me encuentro, con un corazón inquieto, frágil, lleno de vida y ganas y sed de ti, queriendo abrazarse a tu sueño, a ese que tienes conmigo y con el que podré ser feliz dándome a los demás, desde lo pequeño y poco que tengo en mi.
"Darse del todo al Todo, sin hacernos partes"
Santa Teresa de Jesús.