"Pongo mi vida en tus manos,
Padre mío me abandono a ti,
Haz de mi lo que quieras,
estoy dispuesto a aceptarlo todo."
Hoy suena esto. He llegado a esta canción pues quién sabe por qué, pero he llegado, y ahora suena por cuarta vez.
Cuantas veces dejamos de hacer algo por miedo, miedo al que dirán, miedo a si saldrá bien o mal, miedo a lo que pueda traer y las consecuencias que pueda tener en nuestra vida, al como repercutirá en nosotros mismos y en nuestra relación con los demás.
¿Cuántas veces nos inunda el miedo? Y como he escrito antes, por mil cosas. ¿Cuánto más me inunda el miedo cuando se trata de poner mi vida en manos del de arriba y confiar en hacer lo que el quiere que haga, en ser su instrumento de amor, en llevar a cabo la mision en la que Él me ha soñado feliz?
Pues hoy, a pesar de mis miedos, estoy dispuesta a aceptarlo todo, con infinita confianza en ti.
Cada decisión tomada contigo y desde Ti, me ha hecho feliz, y me ha dado plenitud. Y no una felicidad momentánea y quizás nada mas tomada la decisión, pero si a la larga. Me ha hecho sentirme plena en cada paso que daba para afianzar la decisión, en cada experiencia vivida desde ella o en ella, al compartir con los demás todo lo que vivia, porque todo lo que viene de Ti, es Vida y da Vida, cuando parece que estoy muerta.
Y, a veces, esas decisiones, no han tenido el desenlace esperado, se han desviado o simplemente han acabado, y ha dolido, claro que me ha dolido, con la misma plenitud que me han hecho feliz, que me han hecho reír, cantar o gritar, cuando se han roto, me han hecho llorar, guardar silencio y guardarme del resto en mi misma.
Pero algo que comparten todas las decisiones, las que salen bien, las que salen mal, las que se desvían y llegan a otras distintas o las que simplemente se rompen o se pierden por el camino, es que me han hecho crecer. Me han hecho convertirme en la Carolina que soy hoy, me han hecho llegar a tener la fe que tengo en ti hoy y que se que es mia y debo cuidar y alimentar con el testimonio de mis hermanos, me han enseñado que el dolor se cura, y que no esta mal pedir ayuda y ser ayudado de vez en cuando, y que las alegrías sientan mejor compartidas. Y todo gracias a confiar y permanecer en Ti, en tu amor, en tu Palabra, y por fiarme de la misión en la que Tú me sueñas feliz.
Gracias Padre, y sigue ayudándome a responder desde Ti y para Ti, ¿dónde y cómo puedo amar más y mejor en este momento?
No hay comentarios:
Publicar un comentario