viernes, 1 de mayo de 2020

K A I R O S


Y de repente me caigo.
Todos los esquemas que tenía construidos sobre mí, sobre mi vida, mi futuro…
Todo se desvanece.
Un solo segundo es necesario.

Me hundo, siento que el suelo tiembla a mis pies.
Quizás todo ha dejado de tener sentido.
¿Y si todo era una mentira?

Pues sinceramente no lo sé.
Quizás todo era una mentira o quizás no.
Lo que sé es que yo lo viví como mi realidad y ya no está.

Me siento sola, perdida…
Y el nudo en la garganta me pesa.
¿Qué va a suceder?
Otro “¿y si…?” viene de nuevo.

Y de repente, tras mucha oscuridad aparece una pequeña luz.
Parpadea y es pequeñita, pero cada vez estoy más cerca de ella.
Me permito acercarme, aunque me asusta.
Se que quiero verla de cerca.

Y la luz, de repente, a cada paso que doy, se hace más potente.
Me ilumina más.
Me hace sentirme menos sola.

Hay una palabra cerca de la luz.
K A I R O S
Que significa oportunidad de cambio.

Con todo esto que ha sucedido aprendo algo.
En cada momento en que todo se vence, se hunde, puede surgir un momento de oportunidad.
De reinventarme.
De crear.
De construir algo nuevo.
De volver a conectar con ese "se tú" que a veces pierdo.

Con todo aquello que he aprendido, las herramientas que he puesto en marcha y las personas que me han acompañado.
Con los recuerdos del pasado y los sueños del futuro.


Solo tengo que aprender a mirar de nuevo.
Y tener claro, que…

… es mi oportunidad de volver a empezar.



domingo, 26 de abril de 2020

La jaula

Y un día se rompió. 

Tenía la jaula más bonita de todas. La más elegante, correcta, brillante. 
 
La jaula más especial del lugar.  

Y si, parece que jaula y especial, no casan muy allá. 

Pero es que dentro estaba ella, y por mucha jaula en la que se quisiera encerrar, lo de especial no iba a cambiar. 

Todos pensaban que era el amor lo que la mantenía encerrada en aquel lugar. Solo ella sabía que en realidad era miedo a fallar.  

El miedo pudo con ella. El miedo a hacer daño a las personas que quería, el miedo a no tener su identidad, el miedo al qué dirán.  

Pero también era el miedo lo que hacía más perfecta la jaula, más fuerte y más distante a las demás. Tenía miedo de no saber querer como la pedían, miedo de volver a recibir otro duro golpe que la distanciara aún más o miedo a como pudiera reaccionar si pedía un abrazo en un mal lugar. 

Para ella el miedo siempre había sido motivación que superar, y en su jaula, se había convertido en la excusa para no hacer nada más, más que estar, aparentar y aguantar. 

Aparentar y aguantar. 

Y lo más curioso de todo es que el único miedo que todos pensaban que tenía, por lo que no era capaz de hacerse valiente y salir a volar, era lo que ella más anhelaba en realidad.
 
La soledad. 

Hubo veces que la puerta estaba abierta, pero el miedo no la dejaba avanzar. Otras muchas que se envalentonaba pero se partía cuando chocaba y tenía que volver a su lugar. 

Golpes, vacíos, lágrimas. Culpas. Motivos para acabar.  

La verdad. La realidad. En un reflejo. En forma de pregunta. 

El golpe más duro que tuvo que asimilar. Que aceptar. Y que tiempo más tarde se intenta perdonar.
  
Pero como empieza la historia, tras ese duro golpe, se rompió. 

Se rompió ella, dentro de su jaula, en mil pedazos que aun hoy alguno le cuesta colocar.  
Y al romperse, como pasa en la vida, encontró la capacidad de superar el miedo a fallar. Se había roto, había fallado, ¿para que seguir más pudiendo volver a empezar?  

Y esta vez, abrió ella la puerta de la jaula, y decidió volar.  

No ha dejado los miedos atrás, ni los golpes que recibió, ni los vacíos con los que se encontró.  

Pero al volar, se dio cuenta de que puede con más. De que las alas que tenía habían crecido, fortalecido y abarcaban más.  

Vuelve a su jaula, ahí está todo lo que ella es, lo que ha vivido, sentido, pensado, crecido y creado. Y también todo lo que vivirá, sentirá, pensará, crecerá y creará. Porque la jaula forma parte de ella.  

Aunque ya no es tan perfecta, ni tan pequeña. Es lo que tiene romperse, que te permite reinventar. Y su esencia, no va a faltar.  

Y por eso, cuando no sabe dónde está su lugar, cuando la herida escuece de más o cuando el miedo parece que se quiere apoderar, la jaula es el refugio donde ella se permite reinventar. Creer. Soñar.  

Y sobre todo, coger fuerzas para verse de nuevo CAPAZ. 
 
 

domingo, 5 de abril de 2020

M A G I A


¿Qué es la magia?
¿Dónde se crea?
¿Cómo puedo verla?

La magia es un conjunto de conocimientos o prácticas que pretenden conseguir cosas extraordinarias con ayuda de seres o fuerzas sobrenaturales, según la definición que da la RAE.

Para mí, la magia, es eso que marca la diferencia, que hace que un hecho sea especial, inolvidable.
La magia no se donde se crea, quiero creer que en los grandes corazones escondidos en las personas que habitan con nosotros, en nuestro día a día, y para verla, solo hay que estar atenta a las pequeñeces, los detalles.

La magia está en esa sonrisa que te abraza, cuando no podemos acércanos a mas de un metro y medio de distancia por preservar nuestra salud y la del que tenemos en frente.

La magia está en ese mensaje de ánimo que llega cuando las fuerzas están a punto de desaparecer y todo parece que va a caer.

Magia es la persona que llega sin avisar a tu vida, la revoluciona, te enseña y hace que seas mejor persona.

Magia es el detalle de quien no lo esperas cuando más lo necesitas.

La magia se esconde en ese beso robado, que te morías de ganas que te robasen.

Magia es oírte reír, sin parar.

La magia se esconde en esas fuerzas que me acompañan cada día cuando acaba el trabajo, cuando todo descansa, que me hacen sonreír y querer mejorar al día siguiente.

Magia es tener quien está ahí en las buenas, pero también en los domingos por la tarde, cuando un nudo aparece en la garganta y ni tu sabes explicar, pero que te dice “tranquila, que pase lo que pase, yo estoy aquí”.
Magia es perderse y que en ese camino, te encuentres.

Magia es aquello que haces con el corazón en la mano, y ahí donde te dejas la piel, ahí reside tu magia.

Magia es luchar por un sueño y verlo crecer.

Magia es confiar, ser capaz de depositar tu corazón sin “peros” ni “y si…”.

La magia se esconde en esa mano que aparece para ayudarte a levantarte cuando te has caído y tira con fuerzas hacia arriba.

Y lo mejor de todo, todos y todas tenemos la magia en nosotros, en nuestras manos, en nuestros ojos, en la sonrisa… muchas veces no somos ni conscientes de que la tenemos, pero forma parte de ti, de mí.

Pase lo que pase, vengan las adversidades que vengan, que nadie ni nada te robe tu magia. Porque es lo que te hace única, te hace especial y es ahí, donde tú marcas la diferencia.

TÚ ERES MAGIA.
CADA DÍA TIENES EL PODER DE USARLA.

domingo, 22 de marzo de 2020

A B U E L I T O S


Queridos abuelos:

Todo el mundo se pregunta en estos días tan complicados que es lo primero que harán cuando se acabe el confinamiento y el estado de alerta llegue a su fin, y hay multitud de respuestas.

Si os soy sincera, lo primero que pensé la primera vez que me hicieron esta pregunta fue “ir a tomarme una cerveza a una terraza con mis amigas” y tener claro que lo voy a hacer y lo voy a disfrutar muchísimo, pero antes de ir a esa terraza tengo una parada pendiente.

Lo primero que voy a hacer cuando todo esto acabe es ir a veros, a los tres, y daros el abrazo que no os di cuando podía.

No sabéis lo mucho que os echo de menos, y el nudito que se me hace en la garganta de pensar que a alguno de vosotros os puede pasar algo en estos momentos tan complicados. Y me da miedo, en primer lugar, porque os pase, pero también por no poder acompañaros, por no poder daros la mano y deciros que todo saldrá bien.

También me puedo aprovechar, como buena nieta primogénita que soy, y a la que voy a abrazaros me quedo a comer, que no veas como se echan de menos esos macarrones con chorizo o los huevos fritos con patatas. O la paella de cualquiera de las dos, porque paella en casa es sinónimo de que comemos todos juntos, y en estos momentos, no estar todos juntos, también se hace cuesta arriba.

Creo que todo este tiempo alejada de vosotros por obligación me hace, una vez más, darme cuenta de lo mucho que os quiero y de lo esenciales que sois en mi vida, aunque muchas veces los debería, las prisas y la falta de tiempo no me permite estar ahí para vosotros como os merecéis.

Gracias por tener la casa abierta siempre, por la capacidad de adaptación a cada situación que hemos ido viviendo, por la sonrisa de orgullo que me regaláis cada vez que llego a cumplir un sueño o una meta que yo misma veía lejana.

Gracias por permanecer siempre, aun en esos momentos en los que ni yo misma estoy.

Gracias por dejaros cuidar, asumir que con los años los roles cambian y aceptar la ayuda en cada momento, aunque eso nos haya supuesto un choque de carácter alguna vez.

Para mí, sois los tres, cada uno con vuestra forma de ser, ejemplos de superación, de sacrificio y modelos a seguir. Sois mis referentes y aunque muchas veces no os lo diga, aprendo de cada uno cada día.

Abuelito, para mi eres el mejor ejemplo de que si quieres algo, y luchas y trabajas por ello, no hay quien te pare. Ni persona, ni edad, ni enfermedad, ni baches… es admirable ver como cada día disfrutas y exprimes el día con todo lo que ello traiga y siempre, con una sonrisa que ilumina los ojos azules que ninguno de los nietos hemos heredado. Ojalá tener tu constancia y tu capacidad de evolucionar con lo que los tiempos nos van trayendo.

Abuela, eres ejemplo de capacidad, de lucha y de sacrificio. Y hoy, estando sola en casa des hace una semana, más. Has pasado toda tu vida luchando por sacar adelante todo lo que tenias en tus manos, y siempre lo has hecho, costara lo que costara. Nunca te has acobardado ante nadie ni ante nada. Y a día de hoy sigues haciéndolo, luchando a veces contra lo inevitable que trae el paso del tiempo, pero con la capacidad de saber que de tu mano no va a quedar nada sin hacer por lograrlo.

Abuelita, tu que ahora estas en tu salsa sin salir de casa, porque es el lugar donde mas disfrutas de todo, aunque nadie lo entendamos, eres ejemplo de cuidado, de permanecer, de fe. Si algo admiro de tu persona es tu capacidad de confianza y la paz que eso mismo te da. Se que siempre estoy protegida por ti, tus oraciones y toda la fe que depositas en cada uno de nosotros de que vamos a llegar allí donde queramos.

Abuelo, te fuiste hace mucho, ya 20 años, y no se que seria de ti estando en casa en estos momentos, seguro que te daría algo no poder ir al bar a tomarte tu chatito y echar la partida, pero también se que algo te inventarías para hacer triquiñuelas y conseguir matar el tiempo de la mejor manera posible. No sabes cuanto te echo de menos. Y de ti he aprendido lo que es superar un duelo que estaba ahí latente, perdonarme y sonreír cada vez que me acuerdo de ti.

En definitiva, para mi sois vida y lo único que deseo es que cuando pase todo esto, que ojalá sea rápido, estéis esperándome con los brazos abiertos para daros el abrazo que tantas ganas tengo de daros.

Os quiero mucho.

domingo, 9 de febrero de 2020

C A C T U S

"Eres un poco cactus..."

Si te pido que pienses en un cactus lo primero que se te va a venir a la mente, probablemente son sus espinas, esas que si las tocas sin querer te pueden llegar a hacer daño. 

Y si empiezo mi entrada hablando de que soy un poco cactus, puedes asociar ese pensamiento a que yo tengo espinas y que si las tocas te puedo hacer daño. 
Y tu pensamiento no va desencaminado.

Creo que todos tenemos nuestras espinas. 
Y podemos llamar espina a ese amor que se termino y dejo una brecha abierta y miles de dudas.
O esa persona en la que tanto confiaste y que, de repente un día, te falló.
Ese sueño truncado.
Ese "no puedes" que se hizo real, y con él muchos otros detrás.
Espina puede ser aquello que viviste en la infancia y que marca tu hoy. 

Y en ese sentido, si soy un poco cactus.

Pero para mi la magia de los cactus se esconden en su interior. Son plantas robustas y fuertes, que tienen que defenderse con sus pinchos o que al menos dan apariencia de ello, pero si le das tiempo, si tienes paciencia y no te alejas, puedes disfrutar de las flores de colores que florecen en ellos. 
Flores que te ganan.

Y es que para mi el cactus es un símbolo más, en mi vida, de una de mis palabras favoritas, resiliencia. Sobreviven a la adversidad, viven con lo justo en condiciones muchas veces muy áridas y aún así florecen, se llenan de color, y aunque la flor no dure más de dos o tres días, pasado el tiempo vuelve a florecer. 

A pesar de ser plantas robustas y fuertes, necesitan lo mismo que todas las plantas, necesitan agua, oxígeno, luz y sales minerales. 

Y esto me lleva a recordar que las personas que en apariencia son fuertes, que parece que pueden con todo o que tienen la capacidad de superación ante la dificultad también necesitan lo que todas las personas; un abrazo en un mal momento, la palabra de aliento cuando parece que no puede más, el sentir hogar a quien a pesar de los pinchos sigue cerca para ver florecer. 

Así que, si eres un poco cactus como yo, permítete cuidarte de aquellos que aun viendo las espinas se quedan cerca, permítete ayudar, ser acompañado en ese momento en el que todo se tambalea y agradece el camino compartido. 

Y si estás cerca de un cactus, no te olvides de que también necesita ese abrazo, que a veces por cabezonería y a veces por miedo, no pide. Regálale esa palabra de ánimo en un día torcido o esa sonrisa que puede cambiar el sentido a las cosas. 



viernes, 31 de mayo de 2019

La estantería, una historia de autenticidad.


Hace ya algún tiempo, en este mismo lugar, un cactus en la estantería fue a parar.
¡Qué bonita oportunidad la de poder recomenzar!
Quizás aquí si pueda encajar.
No será que no se esforzó el cactus, por hacer de aquella estantería su hogar,
pero parecía que no lograba encajar,
así que decidió investigar, cual eran las costumbres y normas de aquel extraño lugar.

Había por allí cerca un libro al que quiso preguntar,
¿Por qué a ti si te aceptan los demás?
El libro con sus sabias palabras comenzó a relatar,
que él era el que más conocimiento podía regalar.
Además de ser veterano,
y tener un lustre sin igual.
No sabía muy bien porque era su lugar,
pero percibía y le gustaba
la admiración con la que le miraban
(o el creía que lo hacían)
los demás.

El cactus agradecido, se despidió y siguió buscando a otro a quien preguntar.

Encontró una bola de cristal.
París ponía en sus pies.
Aunque algo rota, en una esquina,
erguida y firme se lograba mostrar.
Yo tengo el recuerdo de un verano sin final,
donde el amor, por fin, volvió a reinar.

Se cruzó también con una cajita de música,
a la que se atrevió a tocar.
Al llamar, la cajita se abrió y una preciosa melodía
inundó el silencio,
transformándolo tras su pasar.
Creando un clima donde poderse relajar,
y sin miedo poderla preguntar,
qué debía hacer para encajar.

La bailarina de la caja no paró de girar,
y guiñándole el ojo,
a un peluche rosita
fue a señalar.
Él te contará, la magia que esconde este lugar.

Y siguiendo el rastro que la bailarina le quiso marcar
con un Piglet, se llegó a encontrar.
Y tu Piglet, ¿Por qué sientes que este es tu hogar?
¿Qué le hace tan especial?
(¿Cómo puedo yo encajar?)

Piglet le regalo una sonrisa,
y a su lado le quiso invitar.
Relájate,
mira a tu alrededor,
¿sientes la magia de la que quieres hablar?
El cactus por primera vez, se dejó embriagar,
por aquello que tenía ese espacio de especial.
No es magia, es autenticidad.

El libro regala aquello que tiene,
que es conocimiento y sabiduría,
en eso, es el que más nos puede aportar.

La bola de cristal, llego rota de tanto amar,
pero desde que vino,
el amor no nos ha faltado jamás.

La caja de música,
nos regala la paz,
en momentos de locura,
cuando el caos, el miedo, la ansiedad, quiere reinar.

Y yo,
de mi dicen que soy lo más blandito del lugar,
y que a cualquiera,
me dispongo a cuidar.

Yo lo que creo es que por la apariencia, no nos podemos guiar,
y que por eso en este lugar la magia
reina por la autenticidad.

Así que, si tu lugar quieres encontrar,
Entre nosotros,
esos pinchos debes bajar,
y mostrarnos que hay escondido en ti,
que te hace tan especial.

Solo así, podremos quererte por lo que eres,
con aquello que tienes,
y te define,
y no por la apariencia,
que muchas veces, nos confunde.

martes, 3 de mayo de 2016

Cada historia tiene su lección. Vive y aprende.

A veces la vida nos hace tomar decisiones difíciles, nos pone en lugares donde nunca nos hubiéramos imaginado y nos obliga a enfrentarnos a esos “yo nunca…” que siempre hemos arrastrado.
Y como todo en esta vida, puedes hacer dos cosas: o enfrentas ese miedo, te agarras a ese “porque no”, y lo intentas, con todas sus consecuencias, sabiendo que si sale bien puedes ser muy feliz o te paralizas, lo apartas, lo das de lado, te dejas vencer por los miedos y añades un “qué hubiera pasado si…” a esa colección interminable de ellos.

Yo no soy más que una chica con 21 años y una poca vida en la espalda, pero te diré que en este tiempo he aprendido que es mejor arrepentirse de lo que uno hace que de lo que uno deja de hacer por miedo a que le rompan el corazón o a que la cosa no salga bien.

Y sí, claro que suena a topicazo, pero es verdad. Y muchas veces nos planteamos cosas sencillas y puede que muy beneficiosas por ese miedo. Nos han enseñado a que es mejor acercarse a las personas pero no implicarse, que es mejor pasar por encima a dejarse ver por dentro. Que decir “te quiero” es algo muy chungo y que enamorarse parece que son cosas que solo pasan en las películas.

Pero te diré algo, creo que la vida está en eso, en los sentimientos, en el enamorarse día a día, en el dar un poquito de ti, ¿y quién sabe? Quizás recibas algo que sume y saque algo mejor de ahí.
¿Qué te van a hacer daño? Casi seguro que sí. Pero ¿y lo bonito que es un corazón con cicatrices?
Aquí pueden saltar las alarmas, lo bonito en esta sociedad es lo que es perfecto, la chica perfecta, con las curvas perfectas, con un pelo perfecto, la cara perfecta, la vida perfecta o el chico perfecto, con su cuerpo perfecto, la ropa perfecta, la vida perfecta. Pues no, lo bonito está en ser las imperfecciones que cada uno tenemos, en mostrarnos humanos, porque al fin y al cabo es lo que somos.

Es verdad que tenemos nuestras virtudes, y algunas personas, tienen muchas y muy valiosas, pero incluso esas personas tienen sus defectos, y algunos serán pequeñitos pero otros serán grandes y los tendrán más o menos escondidos, pero eso no les resta belleza. Lo bonito esta en ver a esa persona con sus defectos y sus virtudes y que te diga “esta soy yo, con todo esto bueno y también esto malo, y quiero quererte a ti con todo lo bueno pero también con todo lo malo, porque ahí, ahí se esconde tu verdadera esencia”.

Y volviendo al tema del daño, te harán daño, te romperán el corazón y quizás te roben algún pedazo. Pero en ti estará el poder de volver a reconstruirlo, de ponerle alguna tirita y si es necesario algún punto americano. Y cuando creas que se ha vuelto a construir, cuando te sientas preparada o preparado, y cuando las personas que te han acompañado (que seguro que hay más de una, y te harán mucho bien) te animen (o no) a dar otro paso, vuelve a intentarlo.

La vida no es muy larga, y el tiempo pasa rápido, así que vive humanamente, disfrutando de cada momento, con cada persona que decida pasar por tu vida y que tú la invites a entrar, y hazlo con sencillez, desde lo mejor de ti, con miedo y dudas, pero con la capacidad de dejarte sorprender, aprender y construir.

Porque una herida deja una cicatriz que cuenta una historia que te ha traído hasta hoy.
Un muro caído puede dejarte ver el tesoro que esconde detrás, regalarte una nueva oportunidad.
Una noche de llanto acabará cuando salga el sol, y tus ojos estarán limpios para ver un nuevo amanecer, un nuevo día.
Toda cara tiene su cruz, y toda cruz su cara. La vida es como una moneda.
Todo tiene una lección guardada para nosotros, no te quedes en lo feo, o en el miedo o lo mano. No cojas el palo de remover mierda y te pases los días removiéndola.

Levantate, cambia de posición, busca una nueva perspectiva, ¿y quién sabe si no es ahí, en ese nuevo lugar, donde encuentres la verdadera belleza?