Septiembre. De nuevo mi mes. El segundo mes del año que te da la
oportunidad de empezar de nuevo, casi como Enero. Estrenas curso y no cambio de
cifra del año. Eso tiene algo bueno, no gastare tipex innecesario cuando al
poner la fecha no cambie el año.
¿Es el comienzo lo que me da miedo o es no saber cómo será el final? ¿Es
este tambaleo de última hora un augurio de lo que tiene que venir este curso?
En caso de ser así, ¿seré capaz de dejarme llevar o seguiré luchando por
controlar?
Si algo he aprendido en este último curso es que la vida es impredecible y
por más que intente controlar, las cosas saldrán como tienen que salir en
realidad. Y últimamente parece que lo que tiene que salir es contrario a lo que
yo quiero, y si no es contrario, si muy distinto. Y por eso, tras un día de
esos que el nudo en el estómago amanece contigo y no te deja sola ni para irte
a dormir, me intento imaginar un curso sin controlar.
Septiembre es el mes de volver, pero yo quiero elegir como volver. Y esta
vez, no sé cómo será la acogida pero sé que vuelvo como hace mucho me fui, con
mi sonrisa, mis ganas y muchos sueños por cumplir.
Has tomado difíciles decisiones, comprobando por ti misma que la vida no es el camino de rosas que se vende a los niños. Por otro lado, el querer agradar a los demás a través de la actualización constante de las expectativas que tendrán sobre ti es una forma de lenta y dolorosa de renunciar a la individualidad que te caracteriza; bien harás despreocupándote de esas movidas, aunque realmente no pareces tan preocupada -hablo desde fuera- como tú dices creer.
ResponderEliminar