sábado, 17 de enero de 2015

Hablemos.

¿Qué valor tiene para nosotros una conversación? ¿Valoramos realmente el gran regalo que supone sentirnos escuchados por alguien? O por el contrario, lo vemos como algo tan normal, tan necesario, incluso me atrevería a decir, obligatorio que mis dos preguntas son irreplanteables.
Empezar con dos preguntas es empezar a mi manera, pero esta vez voy a escribir sobre algo que nunca he escrito porque no me había parado nunca a pensar sobre ello hasta el día de ayer, cuando se me dio la oportunidad de reconocer el verdadero valor de una conversación y todo lo que se consigue y forma a partir de ella.
Yo, Carolina, me reconozco como una chica activa a la que la encanta hablar, sobre muchos temas, y como buena parlanchina que me considero he de reconocer también, que admiro la capacidad de escuchar, y es que, no todos tenemos esa capacidad o no todos somos capaz de hacer visible esa capacidad.
En un mundo como el que vivimos en el que vamos corriendo a todas partes, y si nos encontramos a alguien y le preguntamos “¿Qué tal estas?” y lo único que esperamos que nos responda es “bien, como siempre”, para llegar a tiempo a ese lugar que ya vamos pillados, o para no entretenernos mucho porque me quedan tropecientas cosas por hacer, es admirable que haya personas que dejen todo eso a un lado y durante el tiempo necesario sean capaz única y exclusivamente de escuchar, contestar y acompañar la conversación de otro.
Y todo esto, porque ayer me di cuenta que una conversación es un regalo. Es la oportunidad de poder conocer, de conocer personas, de conocer situaciones vitales, de conocer penas y problemas a los que poder ayudar o solucionar, de conocer inquietudes, sueños, formas de vida, de conocer historias pasadas que pueden marcar nuestro presente incluso repercutir en el futuro, es una oportunidad de compartir, de crecer junto a la otra persona o a las muchas personas con las que mantengas esa conversación. Es el comienzo de una amistad. Es el momento en el que entablas una conversación con ese chico o esa chica que te gusta donde se esconde la oportunidad de ser algo más que dos desconocidos y ser la personas que mas conozcas.  De una conversación nacen las declaraciones de amor mas bonitas, y también las de guerra, pero de otra puede surgir un pacto de paz y un alto a la guerra. De una conversación puede aparecer la oportunidad que te lleve al lugar en el que el mundo te quiere o no, pero si al lugar donde aprenderás esa lección que nunca olvidaras. De escuchar y ser escuchado puedes recibir ese consejo que te acompañe siempre en cualquier situación. Y tantos regalos mas, que ni uno puede imaginar…

Con este post, lo único que quiero es haceros una invitación, una invitación a valorar las conversaciones que mantengas, las cotidianas o las especiales, las fugaces o las que duran y duran, las necesarias para ti y las que necesita el otro. Que una conversación no sea el preguntar y responder obligatoriamente porque toca, sino que nazca de la necesidad de compartir y vivir conjuntamente.

4 comentarios:

  1. Me quiero detener en las conversaciones más personales, íntimas, "de situaciones vitales o problemas". 1º La intimidad en nuestra sociedad no existe. Nadie tiene derecho a preguntarte por cuestiones de tipo personal, tipo penas, tristezas o desamores. Así de claro. Y la gente lo hace como si te preguntaran por cualquier tema de conversación normal, tipo noticias de actualidad. Y si te niegas a hablar de tus cosas más personales e íntimas no se crea vínculo, unión emocional; te quedas en la más absoluta soledad. Los amigos desaparecen con el tiempo porque parece que lo único que une de verdad es compartir miserias. Qué asco. 2º La intimidad no existe (segunda parte). Hay una norma no escrita que dice que las cosas más personales propias hay que contarlas a gente muy cercana (a la mejor amiga, a la pareja, a los papás, etcétera). Así que te encuentras con que las cosas personales, íntimas, más cercanas que cuentas a alguien, ese alguien las cuenta también a otras personas. Y al final algo que tú hubieras querido que fuese más bien un secreto de confesión, que no se enterase más que tu confidente, acaba enterándose más personas de las deseadas, como gente cercana a tu confidente. Y esta gente cercana te cuenta un día, sin quererlo: “oye, a ti te pasó esto o aquello…”. 3º Cuentes lo que cuentes, alguien acabará enterándose. Es así. Una vez salen tus palabras por tu boca, ten por seguro que alguien lo sabrá. El Gran Hermano somos cada uno de nosotros. 2015 o 1984, como queráis. 4º Cuando esos amigos o novio/as, con el tiempo, dejan de ser algo importante parece que los secretos y cosas que revelaste puedan ser contadas. Especialmente si pasa el tiempo o si no acabaste muy bien con ellos. 5º Los hechos que relato son rigurosamente ciertos. Ahora bien, no digo que la gente siempre o en la mayoría de los casos interrogue o revele confidencias con mala intención, para perjudicarte. Al contrario, en pocos casos se hace con mala intención. Entiéndase que lo que digo no lo dice una persona con rasgos de personalidad paranoide que ve el mundo bajo el prisma de la desconfianza. 6º Lo ideal sería que nadie que se presupone amigo se tomase la licencia de preguntarte por cuestiones personales o íntimas, y, si no cuentas nada, que no se sintiera ofendido. Y si cuentas algo, que no lo contase a nadie, absolutamente a nadie, como un secreto de confesión a un cura. 7º Mi experiencia personal preferiría contarla en privado por e-mail. No es una cosa agradable, la verdad.

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    1. Valoro y agradezco tus palabras. Creo que comparto varias de las cosas que dices, al igual que otras no tanto. Es cierto qeu vivimos en un mundo donde parece que cada vez es mas difícil tener amigos de verdad o a quien contarles algo, pero creo que el problema surge porque se busca tener muchos amigos antes que buscar tener buenos amigos. Yo creo a día de hoy que mis experiencias personales que me enriquecen las comento con varias personas, y que comentandolas me enriquezco mas, ya sean miserias, ya sean alegrias, preocupaciones o dudas. En el caso de temas muy personales y que no quiero qeu se sepan tengo la suerte de contar con personas de mi confianza que no lo abriran a su grupo despues de yo contarselo.
      No se quien eres, agradezco tus comentarios qeu me hacen pararme y reflexionar, y si algun dia me brindas la oportunidad de conocerte o saber quien eres y de contar tu experiencia personal como dices, estare encantada.

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    2. Evidentemente, mi reflexión actual está hecha desde la óptica pesimista, porque mi punto de partida es una situación, digamos, de "deprivación social" importante, mantenida en el tiempo durante varios años (no es una cosa puntual). Ahora que he vuelto al mundo social parto de cero, absolutamente. Nadie sabe que vengo de la cárcel de la soledad (de haber perdido la vida social por la cuestión de prioridades que ya comenté) ni yo mismo tengo claro hacia dónde voy. Para “reinsertarme” tras salir de esa cárcel (ahora dispongo de más tiempo) me he apuntado a actividades de voluntariado, más por estar cerca de gente y sentirme vivo que por el tema de ayudar (aunque también me gusta, evidentemente). Estoy con gente, pero no formo parte de nada, ni soy uno más. Ahora es una soledad en compañía, estoy tan cerca y, sin embargo, tan lejos del mundo… Mi enemigo es el tiempo, el tiempo que llevo de retraso y el tiempo que va ahora muy despacio. Quiero conseguir unas amistades que necesito ya, ahora mismo. Esta situación personal me da vergüenza contarla donde estoy porque he llegado con buena reputación y cierto prestigio (además que voy sobrado de una dignidad un pelín vanidosa). Resumiendo, que no tengo a nadie a quien comentárselo y por eso te lo cuento a ti en este blog, como una forma de “catarsis”, aunque me agobia bastante cada vez que me acuerdo del tema (y me acuerdo bastante ahora que estoy escribiendo) y de los pocos y lentos avances que hago. De momento estoy algo más contento porque veo pequeños resultados. Ya te iré comentando cómo se desarrolla la cosa jaja.
      Javier

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    3. Ojala esos pequeños resultados a la larga sean grandes. Ojala con tu vida puedas ayudar a otros a no cometer errores o a solucionar los pequeños o grandes problemas que se les presentan a diario.
      Lucha por tu futuro, porque el tiempo es relativo, y nunca es tarde para empezar de nuevo. Es verdad que hay personas que quizas no lo acepten de primeras o les cueste mucho, pero tambien es tiempo de demostrar.
      Mucho ánimo.

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