
Hace tiempo jure no volverme a ilusionar por un chico, no quería volver a sentir mariposas en el estomago o ese nudo en la garganta fruto de la incertidumbre. Pero parece que con el amor y con la ilusión no se puede parar el juego cuando se quiere, siempre aparecerán en el momento que menos lo esperas, y si quieres negarte a seguir jugando hay que estar preparado para asumir una nueva derrota.
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