domingo, 26 de abril de 2020

La jaula

Y un día se rompió. 

Tenía la jaula más bonita de todas. La más elegante, correcta, brillante. 
 
La jaula más especial del lugar.  

Y si, parece que jaula y especial, no casan muy allá. 

Pero es que dentro estaba ella, y por mucha jaula en la que se quisiera encerrar, lo de especial no iba a cambiar. 

Todos pensaban que era el amor lo que la mantenía encerrada en aquel lugar. Solo ella sabía que en realidad era miedo a fallar.  

El miedo pudo con ella. El miedo a hacer daño a las personas que quería, el miedo a no tener su identidad, el miedo al qué dirán.  

Pero también era el miedo lo que hacía más perfecta la jaula, más fuerte y más distante a las demás. Tenía miedo de no saber querer como la pedían, miedo de volver a recibir otro duro golpe que la distanciara aún más o miedo a como pudiera reaccionar si pedía un abrazo en un mal lugar. 

Para ella el miedo siempre había sido motivación que superar, y en su jaula, se había convertido en la excusa para no hacer nada más, más que estar, aparentar y aguantar. 

Aparentar y aguantar. 

Y lo más curioso de todo es que el único miedo que todos pensaban que tenía, por lo que no era capaz de hacerse valiente y salir a volar, era lo que ella más anhelaba en realidad.
 
La soledad. 

Hubo veces que la puerta estaba abierta, pero el miedo no la dejaba avanzar. Otras muchas que se envalentonaba pero se partía cuando chocaba y tenía que volver a su lugar. 

Golpes, vacíos, lágrimas. Culpas. Motivos para acabar.  

La verdad. La realidad. En un reflejo. En forma de pregunta. 

El golpe más duro que tuvo que asimilar. Que aceptar. Y que tiempo más tarde se intenta perdonar.
  
Pero como empieza la historia, tras ese duro golpe, se rompió. 

Se rompió ella, dentro de su jaula, en mil pedazos que aun hoy alguno le cuesta colocar.  
Y al romperse, como pasa en la vida, encontró la capacidad de superar el miedo a fallar. Se había roto, había fallado, ¿para que seguir más pudiendo volver a empezar?  

Y esta vez, abrió ella la puerta de la jaula, y decidió volar.  

No ha dejado los miedos atrás, ni los golpes que recibió, ni los vacíos con los que se encontró.  

Pero al volar, se dio cuenta de que puede con más. De que las alas que tenía habían crecido, fortalecido y abarcaban más.  

Vuelve a su jaula, ahí está todo lo que ella es, lo que ha vivido, sentido, pensado, crecido y creado. Y también todo lo que vivirá, sentirá, pensará, crecerá y creará. Porque la jaula forma parte de ella.  

Aunque ya no es tan perfecta, ni tan pequeña. Es lo que tiene romperse, que te permite reinventar. Y su esencia, no va a faltar.  

Y por eso, cuando no sabe dónde está su lugar, cuando la herida escuece de más o cuando el miedo parece que se quiere apoderar, la jaula es el refugio donde ella se permite reinventar. Creer. Soñar.  

Y sobre todo, coger fuerzas para verse de nuevo CAPAZ. 
 
 

domingo, 5 de abril de 2020

M A G I A


¿Qué es la magia?
¿Dónde se crea?
¿Cómo puedo verla?

La magia es un conjunto de conocimientos o prácticas que pretenden conseguir cosas extraordinarias con ayuda de seres o fuerzas sobrenaturales, según la definición que da la RAE.

Para mí, la magia, es eso que marca la diferencia, que hace que un hecho sea especial, inolvidable.
La magia no se donde se crea, quiero creer que en los grandes corazones escondidos en las personas que habitan con nosotros, en nuestro día a día, y para verla, solo hay que estar atenta a las pequeñeces, los detalles.

La magia está en esa sonrisa que te abraza, cuando no podemos acércanos a mas de un metro y medio de distancia por preservar nuestra salud y la del que tenemos en frente.

La magia está en ese mensaje de ánimo que llega cuando las fuerzas están a punto de desaparecer y todo parece que va a caer.

Magia es la persona que llega sin avisar a tu vida, la revoluciona, te enseña y hace que seas mejor persona.

Magia es el detalle de quien no lo esperas cuando más lo necesitas.

La magia se esconde en ese beso robado, que te morías de ganas que te robasen.

Magia es oírte reír, sin parar.

La magia se esconde en esas fuerzas que me acompañan cada día cuando acaba el trabajo, cuando todo descansa, que me hacen sonreír y querer mejorar al día siguiente.

Magia es tener quien está ahí en las buenas, pero también en los domingos por la tarde, cuando un nudo aparece en la garganta y ni tu sabes explicar, pero que te dice “tranquila, que pase lo que pase, yo estoy aquí”.
Magia es perderse y que en ese camino, te encuentres.

Magia es aquello que haces con el corazón en la mano, y ahí donde te dejas la piel, ahí reside tu magia.

Magia es luchar por un sueño y verlo crecer.

Magia es confiar, ser capaz de depositar tu corazón sin “peros” ni “y si…”.

La magia se esconde en esa mano que aparece para ayudarte a levantarte cuando te has caído y tira con fuerzas hacia arriba.

Y lo mejor de todo, todos y todas tenemos la magia en nosotros, en nuestras manos, en nuestros ojos, en la sonrisa… muchas veces no somos ni conscientes de que la tenemos, pero forma parte de ti, de mí.

Pase lo que pase, vengan las adversidades que vengan, que nadie ni nada te robe tu magia. Porque es lo que te hace única, te hace especial y es ahí, donde tú marcas la diferencia.

TÚ ERES MAGIA.
CADA DÍA TIENES EL PODER DE USARLA.