¡Cómo cambia la vida y cuanto aprendo cada día que vivo en ella!
Con este pensamiento acabo el día, un pensamiento de agradecimiento hacia
la vida, hacia lo que me acontece cada día, lo que aprendo, lo que siento, lo
que vivo, lo que me construye y lo que a veces hace que todo se tambalee.
¡Cómo ha cambiado todo! ¡Cómo he cambiado!
Si alguien me dijera que iba a salir de todo lo pasado tan fuerte, tan
valiente y con tantas ganas de hacer tantas cosas, quizás no me lo creería,
pero gracias al trabajo personal, a mi familia y a tantos amigos que me han
acompañado en los momentos no tan buenos he llegado al día de hoy.
He aprendido que quien te quiere, te hace llorar, llorar de la risa, también te hace sufrir, sufrir unos dolores terribles en la cara y en
el abdomen de no poder parar de reír, te hace aprender, de ti, de cómo te
relacionas con otros, de lo que te gusta, de lo que es algo intocable y de lo
que se puede negociar. Quien te quiere no tiene por qué estar 24 horas a tu
lado, o hablando contigo, porque quien te quiere de verdad lo demuestra en un
instante, te cuida siempre aunque no lo percibas y está a tu lado, nunca se va.
He comprendido que no necesito que mi felicidad dependa de nadie, que soy
yo la responsable directa, y que todo mi entorno tiene también un papel importante
en eso, pero en la medida que yo quiera que cada persona participe y en la
medida, claramente, que la persona quiera participar. He comprendido que decir
No, cuando quiero y siento que tengo que decirlo no es malo, todo lo contrario
es lo que tengo que hacer. También he sentido lo que es valorar una sonrisa de
alguien desconocido como un gran regalo de un día y lo inmensamente rico que te
hace sentir. Que la mejor melodía es una risa, el mejor saludo es un abrazo y
que una mirada sincera dice muchas veces más que unas cuantas palabras.
Que no tengo por qué dejar de ser yo misma, con mi chándal o mis vestidos,
con las deportivas o los taconazos de vértigo, súper pintada o con la cara lavada,
tengo y quiero darme la libertad de ser como soy en cada momento, una montaña
rusa, alguien natural como la vida misma, y que si alguien algún día se fija en
mi, será en Carolina en chándal después de entrenar, en Carol en vaqueros y
sudadera ancha en clase o en Carol con vestido y tacones a punto de irse de
cena o de salir de fiesta, porque lo importante no reside ahí, lo importante
reside en lo que soy. Y creó, humildemente y aun sin creerlo 100% que soy
alguien que merece la pena conocer, porque sorprendo. Y no hablo solo de pareja
eh, hablo de amistades, de colegas, de conocidos, de compañeros… hay que saber
enamorarse de uno mismo, de la familia, de los amigos y amigas, de los lugares,
de momentos y tener siempre cerca a esas personas capaces de convertir un
instante en un gran momento.