domingo, 3 de mayo de 2015

"¿Quién esconde ese As en la manga?"

¿Quién esconde ese As en la manga, que traiga una buena partida, de esas en las que lo apuestas todo y ganas mucho más? ¿Quién será capaz de sacar un conejo de la chistera consiguiendo que todo el público mire con cara de sorpresa y acabe con una gran ovación? ¿Quién…? ¿Quién…? ¿Quién…?
Y puedo seguir haciendo mil preguntas metafóricas, que esconden anhelos, sueños y necesidades que hoy siento propias y no cubiertas, y todas ellas compartirán un mismo comienzo de oración “¿Quién…?” serán muchas, y quizás la gran mayoría sin un rostro concreto, simplemente sueños, personas ideadas o personas reales que probablemente nunca sean la respuesta a mi pregunta (salvo, en mis sueños).
Y es que, hoy he vuelto a tener una clase teórica sobre todas estas dudas que me invaden, una en la que me vuelven a recordar que la suerte se esconde ahí donde menos te lo esperas, y que a veces no es si quiera una persona, es una oportunidad, es una frase, un libro… eso que trae un cambio, que me devuelve un poco de esencia personal a veces perdida. Que la magia se esconde en una sonrisa, en unos ojos que miran admirados la belleza de lo cotidiano, que ven allí donde los demás solo miran de reojo, que magia es eso que llevo dentro y que me hace especial y me hace ser yo (con locuras incluidas). Que la felicidad, como me dijo un buen amigo hace poco, se refleja en mis ojos y nace del corazón, y que todo aquel que me mira, si es que consigue entablar contacto visual directo y “profundo” con mi mirada esquiva,  es capaz de ver la felicidad que desprendo, y si no consigue ese contacto visual, puede comprobarlo a través de mi forma de hacer las cosas, de tratar a los pequeños o de luchar por aquello que creo injusto.
Y claro, la teoría me la sé. Muchas veces hasta se me olvida, pero siempre hay un ángel de la guarda escondido que aparece para recordármelo.  Bueno, me la se a medias porque siempre hay algo nuevo que sorprende, como lo de este buen amigo y la felicidad. Pero pocas son las veces que me lo consigo creer, y ahí es donde nacen mis preguntas sin respuesta, porque muchas veces me empeño en buscar salvadores, personas que hagan un truco de magia y me alegren del día, buscar motivos, formas… y se me olvida que para que otros puedan darme y me llegue en su totalidad tengo que saberme capaz y merecedora de ello, y mucho más importante, saberme portadora de todo eso para compartirlo con los demás. Ahí nace la importancia de la CONFIANZA, tanto en mi misma (que es la tarea a trabajar principalmente) como con las personas que comparten conmigo mi vida.
Y con esta reflexión sin mucho sentido, me respondo a mis “¿Quién…?” con los que empezaba, quizás sea yo y necesite descubrirme, quizás sean otros a los que tengo que dar la oportunidad de que me sorprendan o me ayuden teniendo en cuenta que me tengo que dejar, y eso implica dejar de controlar todo, o quizás aún no están en mi vida, y están esperando el momento clave para hacerlo. Y algo que tengo claro, aunque a veces me cueste reconocerlo o me entren dudas o algún miedito, es que hay alguien que siempre responderá a esa pregunta, que siempre estará ahí para recordarme todo esto, que siempre me demostrara que dejarse hacer por y para Él es lo que me va a dar la felicidad y una vida en plenitud, y que permanecer en Él y en su amor, me llevara a dar frutos de amor y fruto verdadero. Si, del que hablo es de mi gran amigo Jesús.


¡Buenas noches!