lunes, 2 de febrero de 2015

Todo enseña y yo quiero seguir aprendiendo

¿Cuántas veces perdemos por el miedo a perder? ¿Y cuántas veces arriesgamos en algo que no merecía la pena arriesgar pero nuestra ceguera, esa que invadía ojos, cabeza y corazón nos empujaba como la gravedad cuando caemos desde un precipicio?

Y es que la felicidad no se mide por la intensidad de las emociones positivas, sino que se mide por la frecuencia de estas. Y quizás ahí resida mi problema, yo pensaba que un buen rato podía sustituir una mala noche, pero no… no fue así.

Pero gracias a eso he aprendido, he aprendido tantas cosas que hasta me sale darte las gracias.
He aprendido a conocerme, a quererme y a tener claro lo que quiero y lo que no quiero en mi vida y en mis relaciones. He aprendido a valorar los pequeños detalles como las grandes diferencias que hacen que un día gris, siga siendo gris pero acompañado de una sonrisa y una palabra de ánimo, que eso siempre ayuda. He aprendido que la gente me quiere cuando rio, cuando soy espontanea y me entrego a los demás, pero que querer también implica saber cuidar, dar tiempos y respetar decisiones que no siempre son fáciles de entender y dejar margen a llevarlas a cabo, y ¿sabes qué? Eso no todo el mundo lo sabe hacer. Por tanto, también he podido saber quien me quiere de verdad, para todo y en todo, y los que solo lo hacen cuando sale la Carol que mola, porque es verdad…Mola mucho. Cuando no está, hasta yo la echo de menos.

¿Y sabes lo mejor de todo? Cuando pensaba que el circulo se volvía negro oscuro, de ese que da miedo e intimida, me asuste y decidí que a mí no me gusta el negro, que no me sienta bien…que yo soy más de colores cantosos, como el de mi mochila, y entonces cogí fuerzas de donde no las tenía, porque te las habías llevado, y comencé a borrar lo negro, a pintar encima de el de nuevo una historia, mi historia. Y salió bien ¿sabes?

Hoy no sé si soy feliz o no, estoy contenta a la par que cansada, (es lo que tiene estar de exámenes) pero tengo claro que si no lo soy, estoy un pasito mas cerca de estarlo. Tengo todo lo que necesito y mas, soy una persona afortunada, que se sabe querida por la gente a la que yo quiero, que me acompaña en el corazoncito, que a veces casi olvido que tengo, alguna que otra herida curada y con una historia que recordar, tengo una cabeza un poco mas amueblada, porque creo que ahora puedo decir que estoy madurando y que a demás se esta notando, y a demás tengo una conexión cabeza-corazoncito que es valiente, se enfrenta a los peores miedos y a veces gana y otras busca la lección para seguir aprendiendo de esto que llaman vida.

Asi que, quizás mi ratio entre emociones positivas y negativas estos días ande ajustado, motivos personales fruto de la vida de estudiante, pero te digo que ahora no solo me importa la intensidad, que sigue siendo intensa siempre, es algo que forma parte de mi y no va a cambiar, pero ahora sobre todo cuido la frecuencia, el día a día y el momento de ahora.
He aprendido que esto se trata de sumar días y de cada uno de ellos llevarme un recordatorio, anécdota o experiencia que saborear.