Aquí te tengo
delante.
Después de esta conversación no sé si estoy mejor o peor que antes. Lo
único que sé es que sigo hecha un lío. ¿Esto es un sí o es un no?
¿Esto es un no quiero nada o un lo quiero todo?
Lo único que resuena en mi cabeza es un "te quiero, pero
a ratos".
Todo está en el aire.
Puede ser que lo mejor, o lo más sencillo para ambos, sea parar esta
situación, volver cada uno a nuestras vidas, nuestras rutinas y olvidarnos de
lo que pudo ser pero no será.
La otra opción que
tenemos, esa que ni siquiera te has atrevido a nombrar,es empezar a jugar a
un juego, creo que los mayores lo llaman el juego del amor, y lo poco que se de
este juego es que el que el empate no es una opción; o ganamos o perdemos, los
dos, juntos. No hay azar, solo sentimientos. Si los pones sobre la mesa y te
arriesgas con ellos, te los juegas por mí, al igual que yo por ti, podemos
ganar. Si entra en juego la mentira, o fiarnos de los miedos y las dudas,tenemos muchas posibilidades de perder.
Es hora de tomar una decisión. ¿Lo sencillo o lo arriesgado? ¿Lo que manda la cabeza o lo que siente el corazón? ¿Lo que creo que debería ser o lo que quiero que sea?
Es una situación delicada, con muchas complicaciones y que me llenada de miedos y desordena el caos en el que yo marcaba el orden. Aun así, se lo que quiero, tengo clara mi decisión.
Y, después de todo parece que tu también tienes clara la tuya. Bueno, no se si clara es el adjetivo, pero tienes tu decisión tomada.
Y coinciden, son la misma.
Una decisión que cambió las cosas, una decisión que me enseñó que a veces es mejor hacerle caso al corazón y acallar un poco a la cabeza.
Pero te confesare algo, cuando me
das un beso, aun me pregunto si es real o es uno de mis sueños.