domingo, 6 de abril de 2014

Tus regalos.

Quiero hundir más hondo mi raíz en ti
y cimentar en solidez este mi afecto.
Pues mi corazón que es inquieto y es frágil
solo acierta si se abraza a tu proyecto.


Dos semanas y que dos semanas.
¿Cuántas cosas pueden cambiar en la vida de una persona en tan poco tiempo? ¿Puede suponer un gran cambio algo que sucede solo en dos semanas?

Me has regalado la oportunidad de pensar y discenir desde diferentes puntos de vista a cerca de mi vocación, de mi vida, de aquellas partes de ella que me resultaban casi desconocidas y aquellas que tenía demasiado asentadas y acomodadas, de que camino escoger y que camino dejar atrás, al menos por ahora. Es cierto que me da miedo, pero ¿Por qué tengo miedo, si nada es imposible para ti? Es momento de dejar que el “equilibro” o la rutina que tenía hasta ahora, se convierta en “desequilibro” o momento de cambio. Quizás no son mis momentos favoritos, pero son aquellos momentos en los que me brindas la oportunidad de reconocerme a mí misma, de ver que es lo que me gusta de mi y quiero seguir manteniendo e incluso potencia más de lo que hago, y descubrir aquello que no me gusta o que falla en algún momento, intentar cambiarlo o quitarlo de mi. Está claro que en palabras suena bonito e incluso poco difícil, pero la realidad no son palabras, son actos, son conductas y maneras de actuar, vivir y sentir, y eso, es más difícil, pero no imposible.

Me has enseñado en estas semanas que actúas desde lo pequeño, desde los detalles de la vida. Que no te vales de grandes actos o grandes revelaciones para hacerme llegar tu mensaje. A veces, necesitas hacer esos grandes actos para que yo, desde mi burbuja y mi mundo, despierte y sea capaz de reaccionar, pero normalmente me haces llega tu mensaje desde las pequeñas cosas del día a día, desde lo sencillo. También se que me has dado la capacidad para escucharte y poder responderte, aunque a veces me sienta pequeña o muy miedosa para hacerlo. Sé que tú estás ahí a mi lado, para darme ese soplo de vida cuando lo necesito. Lo se porque en estas dos semanas lo has hecho. No me has quitado mis miedos, pero me recuerdas dia tras dia que los cambios enriquecen mi vida, y que son momento de disfrute y de descubrimiento.

Y por ultimo, y no menos importante, a lo largo de estas semanas me has hecho ver y sentir que, aunque yo a veces no me lo creo, soy capaz de querer y dejarme querer. Que aunque me cueste reconocerlo, Carolina tiene su corazoncito, en el que a parte de guardar momentos, personas… también guarda sentimientos, y aunque a veces sean como desconocidos para mi, están ahí y piden salir y darse a conocer a los demás. Quizás solo sea un primer paso, y aun solo soy capaz de recibir los “te quiero” de la enana de  casa sin sentirme incomoda o pensando como esquivar un “yo también” que suena frio y obligado, simplemente acogiéndolos y respondiendo con un abrazo, pero las grandes fortalezas comienzan con unas pocas piedrecitas de base, ¿no?