Quiero hundir más hondo mi raíz en ti
y cimentar en solidez este mi afecto.
Pues mi corazón que es inquieto y es frágil
solo acierta si se abraza a tu proyecto.
Dos semanas y que dos
semanas.
¿Cuántas cosas pueden
cambiar en la vida de una persona en tan poco tiempo? ¿Puede suponer un gran
cambio algo que sucede solo en dos semanas?
Me has regalado la
oportunidad de pensar y discenir desde diferentes puntos de vista a cerca de mi
vocación, de mi vida, de aquellas partes de ella que me resultaban casi
desconocidas y aquellas que tenía demasiado asentadas y acomodadas, de que
camino escoger y que camino dejar atrás, al menos por ahora. Es cierto que me
da miedo, pero ¿Por qué tengo miedo, si nada es imposible para ti? Es momento
de dejar que el “equilibro” o la rutina que tenía hasta ahora, se convierta en “desequilibro”
o momento de cambio. Quizás no son mis momentos favoritos, pero son aquellos
momentos en los que me brindas la oportunidad de reconocerme a mí misma, de ver
que es lo que me gusta de mi y quiero seguir manteniendo e incluso potencia más
de lo que hago, y descubrir aquello que no me gusta o que falla en algún
momento, intentar cambiarlo o quitarlo de mi. Está claro que en palabras suena
bonito e incluso poco difícil, pero la realidad no son palabras, son actos, son
conductas y maneras de actuar, vivir y sentir, y eso, es más difícil, pero no
imposible.
Me has enseñado en estas
semanas que actúas desde lo pequeño, desde los detalles de la vida. Que no te
vales de grandes actos o grandes revelaciones para hacerme llegar tu mensaje. A
veces, necesitas hacer esos grandes actos para que yo, desde mi burbuja y mi
mundo, despierte y sea capaz de reaccionar, pero normalmente me haces llega tu
mensaje desde las pequeñas cosas del día a día, desde lo sencillo. También se
que me has dado la capacidad para escucharte y poder responderte, aunque a
veces me sienta pequeña o muy miedosa para hacerlo. Sé que tú estás ahí a mi
lado, para darme ese soplo de vida cuando lo necesito. Lo se porque en estas
dos semanas lo has hecho. No me has quitado mis miedos, pero me recuerdas dia
tras dia que los cambios enriquecen mi vida, y que son momento de disfrute y de
descubrimiento.
Y por ultimo, y no menos
importante, a lo largo de estas semanas me has hecho ver y sentir que, aunque
yo a veces no me lo creo, soy capaz de querer y dejarme querer. Que aunque me
cueste reconocerlo, Carolina tiene su corazoncito, en el que a parte de guardar
momentos, personas… también guarda sentimientos, y aunque a veces sean como
desconocidos para mi, están ahí y piden salir y darse a conocer a los demás. Quizás
solo sea un primer paso, y aun solo soy capaz de recibir los “te quiero” de la
enana de casa sin sentirme incomoda o
pensando como esquivar un “yo también” que suena frio y obligado, simplemente acogiéndolos
y respondiendo con un abrazo, pero las grandes fortalezas comienzan con unas
pocas piedrecitas de base, ¿no?